El pasado 9 de marzo, en el diario Información, aparecía una entrevista con Ana Arabid, concejala de Urbanismo en el Ayuntamiento de Elx, en la que se comentaban diversos temas pendientes en nuestro municipio y posibles soluciones a los mismos.

Entre ellos se hablaba de la revisión del PGOU. Recordemos que el actual se aprobó por el Ayuntamiento, de forma provisional, el 26 de mayo de 1997; y, de forma definitiva, por la Generalitat el 25 de mayo de 1998. O sea, el Plan General de Elx tiene, de momento, 22 años de antigüedad. Que en estos años nuestro municipio ha cambiado mucho es evidente. Sólo en población se ha crecido en más de 40.000 personas, con todo lo que ello conlleva. Por otra parte, se ha cambiado mucha legislación y también muchas de las preocupaciones de la ciudadanía. Y hay que dar respuesta a todo ello.

El actual Plan de 1998 sustituyó al de 1986. A los 12 años se revisó para actualizarlo. El de ahora ya lleva casi el doble de años. Curiosamente, ya ha tenido más de 80 modificaciones puntuales o de diferente normativa. Parece una revisión por fases, por imperativo legal o a la carta. No supone, en todo caso, el mejor modelo de actualización posible.

Todos los alcaldes y concejales de Urbanismo que ha habido estos años han prometido su revisión, tanto los del PSOE como los del PP. También el actual equipo de gobierno lo viene haciendo desde 2015. Igual lo ha hecho la actual concejala. En la entrevista citada decía: «Nos planteamos como objetivo, al menos, tener una aprobación inicial del nuevo PGOU en este mandato». Anuncia su compromiso de sacar la consulta pública, a la que obliga la normativa, con tal de promover un debate ciudadano sobre el modelo de Elx que queremos para el futuro. Es prudente a la hora de prometer la tramitación del expediente. Es cierto que es un tema complejo y que va a exigir mucha dedicación municipal y mucha participación pública. Es positivo que lo enfoque así y se comprometa a ello. Esperemos que, en esta ocasión, por fin sea posible.

El PGOU es el documento urbanístico, de carácter municipal, más importante del que dispone el Ayuntamiento. Pero hay que ir adaptándolo a la realidad del momento, que es cambiante. Es un error considerar que lo más válido es sólo lo que está en el PGOU. Si este no se actualiza puede acabar siendo un elemento negativo para el progreso del municipio.

Algún ejemplo reciente de ello ha habido últimamente. Después de que se aprobara el PGOU de 1998, la UNESCO ha declarado Patrimonio de la Humanidad al Palmeral y, después, al Misteri. Para el Ayuntamiento, a nivel de planeamiento, como si no hubiera pasado nada. Luce las declaraciones, pero no adopta el Plan a lo que también significan. No se da por enterado de que tal reconocimiento también implica obligaciones para garantizar la pervivencia de los valores que dieron origen a los mismos. Coge lo fácil y bonito y se deja lo complicado y trabajoso que sería plasmarlo en la normativa correspondiente urbanística.

Sólo así puede haber pasado en esta ciudad algo tan grave como la concesión de licencia para la construcción de un Mercado Central, con aparcamiento subterráneo para más de 300 plazas, sin que el Ayuntamiento considerara que podía afectar al Misteri, como así ha declarado ICOMOS. Tampoco reforzó la protección de los huertos de palmeras, acequias, entornos, etc., como debería haber hecho al ser el Palmeral Patrimonio Mundial. Siguió considerando que su PGOU estaba por encima de todas esas cosas y hasta de la UNESCO. Sólo así se entiende que se concedan licencias como las de la Finca del Arsenal o se oigan noticias sobre el futuro del solar de la Hiladora, por no hablar de otras actuaciones puntuales ya ejecutadas. Tampoco se actualizó el PGOU para aprovechar la nueva Ley de Patrimonio Cultural Valenciano y así tenemos edificaciones y zonas con una protección muy mejorable.

Y, curiosamente, en todos estos casos han tenido que ser colectivos ciudadanos los que, ante la inacción municipal, hayan tenido que denunciar ante los organismos competentes los proyectos que podían afectar negativamente al patrimonio ilicitano, como así, por cierto, lo han reconocido estos mientras que, por contra, han tenido que oír críticas desde el Ayuntamiento por esa labor de defensa de nuestro municipio.

Animemos pues a la concejalía de Urbanismo a no defraudar las esperanzas en un nuevo PGOU, máxime cuando ahora en la Generalitat hay un Consell mucho más preocupado por cuestiones de interés general que antes. No siempre se ha tenido esa posibilidad y Elx ya merece actualizar su normativa urbanística después de 22 años.