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Luis M. Alonso

España en el foco del coronavirus para la prensa británica

La pregunta de cómo se ha reaccionado tan mal ante la emergencia ofrece respuestas, según "The Guardian" y "The Telegraph", en la imprevisión política y la dispersión multitudinaria una semana antes del estado de alarma

Uno de los artículos más seguidos de "The Guardian" en las últimas horas no tiene al "lockdown" ni a Boris Johnson como protagonistas. Se refiere a España. "¿Cómo reaccionó tan mal España ante el coronavirus?", Giles Tremlett aporta a continuación datos suficientes para responder a la pregunta, no sin asombrarse por los errores cometidos. España vio lo que sucedía en Irán e Italia y, sin embargo, supera ya el número de muertos de China en uno de los momentos más oscuros de su historia reciente, superando en el registro diario en defunciones al país transalpino. Según el rotativo británico, es ahora el foco de la pandemia mundial. ¿Qué salió mal? No es fácil justificar tantos errores. Teníamos la experiencia oriental para tomar nota de ella y actuar con previsión. Italia, hasta ahora el primer ejemplo europeo de cómo el virus puede propagarse rápida y brutalmente, se encuentra relativamente cerca por mar a través del Mediterráneo. Sin embargo, apunta "The Guardian", los españoles no pueden culpar a la proximidad de la frenética propagación de la plaga. Francia, Suiza, Austria y Eslovenia son vecinos, tienen fronteras con los italianos y todos ellos están mucho mejor que aquí.

Por contra, explica Tremlett, una de las razones de la tardía respuesta española puede deberse a haber pensado que Italia estaba suficientemente lejos para influir en los contagios víricos. Cita las palabras del jefe de Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, cuando dijo el 9 de febrero: "El país sólo tendrá que lamentarse de un puñado de casos. Seis semanas después, el mismo portavoz da cifras diarias de cientos de muertes, tres veces mayores que las de Irán y 40 que las de China". Inmediatamente cita los casos más relevantes de riesgo mundano cuando el asunto ya había empezado a adquirir tintes alarmantes. Empezando por el 19 de febrero, el día en que 2.500 seguidores del Valencia se mezclaron con 40.000 simpatizantes de la Atalanta de Bérgamo, la región lombarda más afectada de Europa, para asistir en Milán a un partido de la Liga de Campeones. El propio Giorgio Gori, alcalde de la ciudad italiana, describió este acontecimiento como la bomba que hizo explotar el virus. De hecho, jugadores, aficionados y periodistas deportivos de Valencia fueron los primeros españoles en enfermar. "The Guardian" combina en un cóctel trágico las razones mundanas, la agradable climatología y la laxitud política española. Recuerda cómo a finales de febrero y principios de marzo en Madrid, el epicentro del contagio, con un tiempo soleado y temperaturas superiores a los 20 grados, los cafés y bares permanecían llenos de gente feliz y confiada, "Haciendo lo que más les gusta a los madrileños: ser sociales". Es decir dándose abrazos y besos, en medio de animadas charlas a solo unos centímetros unos de otros. Hasta llegar al 8 de marzo, justo una semana antes del cierre, se mantenían algunas competiciones deportivas abiertas, mítines políticos y las manifestaciones masivas para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.

Todavía tres días después, recuerda el diario inglés, unos 3.000 simpatizantes del Atlético de Madrid volaban juntos rumbo a Anfield para animar a su equipo en otro partido de la Liga de Campeones. "El gobierno socialista de Pedro Sánchez reaccionó tarde y torpemente". Incluso cuando anunció el estado de alarma tardó más de 24 horas en implementarlo, dando lugar a que los madrileños y los habitantes de otras ciudades se dispersaran por todo el país. Otro de los aspectos en que hace hincapié la información de "The Guardian" es en que España carecía de equipos sanitarios esenciales para combatir la pandemia: el Gobierno todavía los está buscando por medio de un sistema de compras ineficaz. El virus ha revelado también fallos profundos en el sistema de atención a los mayores. Tremlett cita, como ejemplo, el caso espeluznante de los ancianos hallados muertos sobre sus camas por el ejército en los hogares de la tercera edad. El magnífico sistema de atención primaria español que, como el periódico inglés sostiene, se ha visto afectado por los recortes tras una década de austeridad y crisis financiera, solo ofrece ya un tercio de camas per capita menos en relación a Austria o Alemania, sin embargo esas camas aún significan más que las del Reino Unido, Nueva Zelanda o Estados Unidos.

El conservador "The Telegraph" mantiene la misma línea con respecto a España que el progresista "The Guardian". En un artículo casi gemelo, James Badcock achaca a lo misma imprevisión la alta tasa de mortalidad española. Recoge unas declaraciones del presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, Pere Godoy, en las que explica que fue un error permitir la gran dispersión de personas que se produjo en los días previos a la entrada en vigor del encierro y que ello podría haber facilitado la propagación del virus. Malas decisiones políticas, falta de pruebas médicas, ausencia de equipos de protección, etcétera, etcétera€ El sistema de salud español que ha gozado en las últimas décadas de una gran reputación no ha sido rival, concluye el "Telegraph", para la aceleración exponencial de una epidemia que ha visto multiplicar por doce el número de muertes desde hace diez días.

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