Les voy a reconocer que hoy no me he podido resistir, cosas de los cronistas políticos, a poner de vuelta y media a Pablo Casado y a Santiago Abascal. Al primero por protagonizar una de las salidas de tono con peor gusto que he escuchado durante estos días en los que vivimos una de las emergencias más graves de la historia. Dice el líder del PP que los periodistas ni sacamos suficientes imágenes de las «morgues» ni ponemos el foco sobre las víctimas del coronavirus. Solo ofrecemos la visión, asegura, de las cosas positivas. O le está afectando el confinamiento, o los que nos dedicamos a este oficio tenemos mucha más responsabilidad de la que demuestra el jefe de la oposición. Puede que las dos cosas a la vez. ¿Lo arreglamos con las banderas rojigualdas a media asta como usted plantea, señor Casado? Quizá debiera tomar nota de la altura de miras y de la lealtad institucional que demuestran hasta ahora Isabel Bonig y Carlos Mazón, cabezas visibles del PP en esta Comunidad. Y al segundo, a Abascal, por una propuesta con olor a naftalina: un gobierno de «emergencia nacional» con tecnócratas. Nada más y nada menos. Propio de otras épocas, señores de Vox. Pero solo a lo mejor, que muchos de los suyos tienen la piel demasiado fina con el pasado.

No les voy a hablar más de ellos. Por hoy tienen bastante. Ni de ellos ni tampoco de los errores del Gobierno de España con el suministro sanitario que suplen a duras penas ejecutivos autonómicos como el que encabeza Ximo Puig, de las idas y venidas en la Moncloa tras decidir con una semana de retraso restringir todavía más la actividad económica para frenar el virus o de la publicación con nocturnidad del BOE en el que se recogía si millones de españoles tenían que acudir a su empleo al día siguiente. A estas horas, nada de eso me genera mucha esperanza. Nada. Saldremos por lo que están haciendo todos ustedes. Uno a uno. Los que están encerrados en sus casas y los que trabajan en actividades esenciales, especialmente en la Sanidad. Lo más importante de esta crisis es el ejemplo del conjunto de una sociedad que marca una guía para poder construir un futuro entre todos. De una crisis, por muy dura que sea, surge siempre una oportunidad. La esperanza son ustedes.