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Aplausos y más cosas

Aplausos y más cosas. Se dice que el miedo es libre, en un momento puntual un mecanismo de defensa, pero el miedo generalmente nos hace torpes, estúpidos. Toda pandemia, epidemia, suele estar acompañada por el rechazo, la discriminación, hacia las víctimas. Pasó hace, no hace tanto tiempo, con el Sida, las víctimas fueron estigmatizadas, en su momento pasó con la tuberculosis y mejor no recordar lo sucedido con la lepra: a los afectados ni se les permitía entrar en las iglesias, castigados por Dios, dejaban de ser sus hijos. Pero lo que está sucediendo ahora con sanitarios, trabajadores de supermercados, es sorprendente. Eso sí, por el momento nadie se atreve a expulsar de sus viviendas a miembros de la seguridad del Estado...

Personas que están arriesgando su vida para salvar la de otros, dependientes que también arriesgan sus vidas para que la población pueda seguir comiendo..., en el coche de una pediatra escriben «rata contagiosa» y le pinchan los neumáticos; a una dependienta le pasan un papel por debajo de la puerta instándole a que abandone el edificio porque es un peligro para la salud de los vecinos, recordando en la nota que en el mismo «hay mayores, hay niños» Lo que no hay, al final de la nota, es una firma

Resulta sorprendente, y no solo sorprendente. Perseguir a las personas que están prestando un servicio tan solidario por parte de personas que se benefician de ello... es, repito, sorprendente. Y puede que estas mismas personas aplaudan desde las ventanas, los balcones, las terrazas, por aquello de qué dirán los vecinos si no secundaran los aplausos: se delatarían. Las mismas manos que aplauden escriben notas amenazantes. Otras ponen himnos y música estridente justo cuando se inician los aplausos con el objetivo de callarlos, amordazarlos y boicotearlos. Ausencia de empatía, de generosidad?, al fin y al cabo, vuelta por enésima vez a la teoría de las cuatro íes: incultura, ignorancia e insolidaridad. En definitiva falta de actitudes compasivas con las personas afectadas, vulnerables muchas de ellas por el abandono, la falta de recursos y las situaciones de precariedad.

Posiblemente el Código Penal tenga algo que decir, pues se trata de comportamientos que expresan odio, una profunda cobardía y que atentan contra la convivencia y de paso, contra los propios intereses de los agresores. ¿El miedo es libre?, ? en realidad es estúpido.

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