Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El defecto Barcala

Un viejo amigo de alta graduación y muchos años de vuelo con la derecha, me dice que todo esto nos va a barrer a todos los políticos del presente

Primera estación

El resultado de aquella operación «Efecto Barcala» fue sumar un concejal más y gobernar en minoría tras las elecciones después de la troika a Alicante de Montoro por una deuda de cientos de millones de los alcaldes Alperi y Castedo, criogenizados por Ortiz hasta la semana pasada. Y entonces fue cuando todo cambió: Barcala dejó de ser Barcala. O, mejor dicho, empezó a ser Barcala. Incluso los que lo conocíamos por motivos adyacentes empezamos a sorprendernos de la transfiguración instantánea. Empezamos a tener la convicción de que Barcala no era consciente de que estaba lejos de una mayoría, que ni sumando a Cs tenía asegurado nada y -lo que es mucho peor- asegurarse algo dependía de la caverna carpetovetónica, o de su capacidad de convenir con la izquierda intramuros y con todos los agentes sociales extramuros. Pero no fue así. De trato inconscientemente adusto, Barcala ha sido incapaz de darse cuenta de en qué condiciones está. No le ha importado tirar de la muletilla de Vox cuando ha sido necesario, pero no ha sido capaz a cambio de un trato de complicidad con ellos. Tampoco ha sido capaz de tener una mínima complicidad institucional ni salvaguardar la cortesía informativa con el grupo mayoritario de la oposición (ese que tiene los mismos concejales que él) en asuntos tan importantes en este mandato como la contrata de transportes, la de basura, la de parques y jardines y un largo etcétera. Esa cortesía que no implica nada más que formar parte de una corporación municipal democrática.

Segunda estación

Llega la pandemia. 14 de marzo. A pesar de todo ello (y a pesar de los errores que haya podido cometer este portavoz), tiendo la mano y pedimos que si se tiene en cuenta una modificación presupuestaria para urgencia social, no nos opondremos a los presupuestos. No hay contestación. Comisión de Hacienda. En Junta de Portavoces se le propone que actuemos a partir de un pacto. Lo rechaza porque el gobierno es él: Barcala. Nos damos cuenta de que ignora todo lo que se le viene encima. No quiere pactos, pero sí nos pide que las propuestas de portavoces pasen por un grupo de whatsapp previamente. «No quiero pactos, solo quiero que trabajéis para mí», podría haberle puesto de nombre al grupo. Seguimos pensando que no se está dando cuenta de lo que está pasando. Y mientras él sigue separándose, el resto de la Corporación comienza a juntarse.

Tercera estación

Retiramos nuestras enmiendas como gesto de buena voluntad. No hay respuesta alguna y no se mueve un milímetro al resto de enmiendas. Sin pacto posible, proponemos un decálogo. Sin contestación alguna. Sin pacto posible, proponemos medidas sociales. Sin contestación alguna. Durante semanas unos y otros grupos (menos Vox) vamos proponiendo al eco y sigue sin ver que todas esas propuestas podrían haber sido de ciudad con el pacto que no quiso. Saca adelante la primera votación de presupuestos, pero es incapaz de hacer una llamada para valorar el acercamiento. No es capaz de crear un Comité de Emergencia de la Ciudad, pero crea la Oficina de Emergencia Social. Pongo a su disposición a todos los concejales socialistas y a los asesores para trabajar en ella. Los rechaza. Pedimos que haya una representación de un concejal de cada partido. No los convoca. Se le insiste pasado un tiempo prudencial. Tampoco. Hoy sigue sin convocarlos. Le damos pistas, pero no las ve por ninguna parte. Seguimos siendo testigos de que Barcala no se da cuenta de lo que nos está pasando. A falta de un comité de la ciudad y sin pacto posible, proponemos una Oficina de Emergencia Económica. No hay contestación, pero crea un convenio (¿en tiempos de emergencia?) con la CEV. Se le pide sumar a los sindicatos y acepta, pero no los convoca. Se le recuerda y tampoco. Tres semanas después, los sindicatos lanzan la queja de que los ignora después de contenerse durante una semana por prudencia. 60 asociaciones vecinales denuncian su falta de colaboración después de contenerse con mucha prudencia. Este lunes mismo organiza una visita al polideportivo de Florida-Babel. No acude ni él ni la concejal de Asuntos Sociales (no necesita fotos entregando mascarillas a los concejales). Las quejas, al técnico. Otra oportunidad perdida. Ese mismo lunes, el 010 deja de dar servicio. Las asociaciones siguen llamándonos. Sigue sin resolverse el abastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad. Sin pacto posible pedimos un pleno extraordinario para sumar fondos a la emergencia social. Y él sigue sin darse cuenta de lo que nos está pasando. Su vicealcaldesa lanza un help me! (¿aburrimiento o secuestro?). Ortiz reconoce que corrompió a Alperi y Castedo. Barcala se encomienda a la Santa Faz, pero este mundo es de los que creen, no de los crédulos.

Cuarta estación

Si no hace caso de los signos con nuestras propuestas y las de los otros grupos (menos Vox) de un decálogo de emergencia y de medidas socioeconómicas, unas cuadras más allá Mazón recoge el guante del Grupo Socialista de la Diputación y sí acepta las suyas, las hace propias, las hace comunales. Concordato de Mazón vs. Cisma de Barcala. Y no solo las acepta: las lleva a debate. Y no solo las lleva, sino que brinda a Toni Francés que haga de maestro de ceremonias. Mientras, el resto de grupos saben que Mazón sí es plenamente consciente de lo que nos está pasando, y posiblemente de lo que se nos pasará en el resto del año y del mandato. Y sobre todo ha puesto la primera piedra de la confianza en todos los grupos (menos Vox) que ha de tener el conjunto de la ciudadanía cuando el Banco de España tasa la caída del producto interior bruto en hasta un14%.

Quinta estación

A estas alturas todos los grupos (también Vox) ya sabemos que Barcala no va a cambiar. Aunque quiera, que quizá quiere y lo intenta con todas sus fuerzas, pero no puede. Ha quemado todos sus puentes porque no necesita cruzar ninguno. Todo liderazgo pasa por una exigencia política y otra de personalidad. Si no la cumples, entonces o no eres líder o eres algo peor: un caudillo. Era el momento de que un alcalde se saliera de la fila y fuera capaz de serlo de todos. No se lo exijan más: es que no es capaz. Ya sabemos cómo acaban estos casos, hemos leído La Ilíada, El corazón de las tinieblas o Apocalypse Now, entre otras. Siempre es la misma historia. Pero lo que es seguro es que ni yo ni posiblemente nadie va a hacer de Charlie Marlow de Barcala: nadie le va a rescatar mientras grita «¡Exterminad a todas esas bestias!». Sé que esto no es literatura, es política. Pero no hay nada que necesites encontrar en la política que no se haya escrito. Solo has de ser capaz de encontrarlo.

Epílogo

Un viejo amigo de alta graduación y muchos años de vuelo con la derecha, me dice que todo esto nos va a barrer a todos los políticos del presente. Añado que a los del pasado también. En tal caso, se trata de que nos licencien con honores. En mi caso, si eso sucede, volveré a enseñar Las Helénicas y esta vez me detendré especialmente en la frase famosa del templo de Apolo: «Gnozi seautón» (conócete a ti mismo) y me ocuparé de explicarlo bien a los jóvenes socialistas. Lo dijo Jenofonte en el 431 antes de Cristo tras una guerra. Qué más da si no fue una pandemia.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats