-Caramba, señor Darwin€ le noto mala cara hoy€
-No tengo mala cara, amigo Florentino. Estoy aterrado.
-Uf€ viniendo de usted€ acongoja. Cuénteme.
-Acabo de leer un estudio publicado allá abajo en una revista muy prestigiosa llamada Nature. Y concluye que el colapso de los ecosistemas terrestres se producirá a partir de 2030.
-¿En diez años, dice usted?
-Así es, amigo mío. En ese trabajo se estudian los efectos del cambio climático desde 1850 hasta 2100 sobre 30.652 especies terrestres y marinas.
-Yo pensaba que quedaba más tiempo, que había más margen para actuar.
-Y los expertos también, amigo mío. Por eso es tan apabullante este estudio, y tan interesante. Verá: Los investigadores han diseñado dos supuestos en el tiempo que van de 1850 a 2100 atendiendo a dos escenarios posibles:
Uno, el que sucedería si allá abajo reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. Y dos, si se sigue como hasta ahora.
-Comprendo€ y me pongo a temblar.
-Así es. Porque si no se actúa ya, la Humanidad va directa al colapso de los ecosistemas y los océanos serán los primeros en notarlo. Y antes de 2030.
-¡Por favor! Queda menos de 10 años.
-Pero esto no es todo. En 2050 los efectos perversos se extenderán a bosques y montañas. Se ha calculado que si las temperaturas suben 4ºC, el 15% de las comunidades estarán expuestas a condiciones drásticas y muchas especies perecerán.
-Me está usted poniendo los pelos de punta.
-¿Cómo cree que estoy yo, don Floren? Cree usted que hay derecho a que la historia de la naturaleza en el planeta Tierra, la sucesión de millones de especies que han ido evolucionando trabajosamente a través de los milenios, compitiendo por adaptarse al medio, se vea amenazada por un estilo de vida de los humanos incompatible con el bienestar del planeta que les da cobijo?
-Estoy tan espantado como usted, don Charles. ¿Se puede hacer algo?
-Siempre se puede hacer algo, amigo mío. Y en este caso, lo que hay que ganar es tiempo.
-¿Como en el tema del coronavirus y el famoso aplanamiento de la curva?
-Algo parecido, sí. Aplanar la curva en este caso significa evitar la catástrofe.
También pasó algo similar con el coronavirus: Se veía como algo lejano, cosa de chinos, que no nos afectaría. Y cuando lo hizo se cobró una factura insoportable.
-¿Pero hay márgenes para actuar, Míster Darwin?
-Desde luego. Aunque la situación es seria, deberíamos reducir de manera inmediata las emisiones de gases a la atmósfera. Ganaríamos tiempo y otorgaríamos una posibilidad de adaptación a las especies frente a las nuevas condiciones térmicas.
-¿Todos los organismos se verán igual de afectados?
-No. Los organismos sésiles, aquellos que no pueden moverse, son los más amenazados, ya que están condenados a vivir siempre en el mismo lugar. Los reptiles y los anfibios, también son muy vulnerables por su reducida movilidad. Los más resistentes son las aves y los mamíferos, con mayor movilidad y una mejor capacidad de reacción y tolerancia térmica.
-Comprendo. Pero, ¿qué ganamos si se pospone este desastre?
-Ganamos tiempo con la esperanza de que la diversidad genética tolere nuevos climas y que la evolución de la sociedad permita encontrar pronto una tecnología más eficiente que genere una menor huella ambiental.
-Me temo que el tiempo ayuda, pero no asegura nada si no hay medidas reales de cambio de hábitos en los humanos. Y esas son las difíciles de implantar.
-Eso es así. Porque es difícil hacerle comprender al humano medio que el extinguir especies no es solo una cuestión romántica sin una amenaza real de los escosistemas, que a su vez amenaza realmente su existencia y la de sus descendientes.
-La pregunta lógica es si no se nos ha hecho demasiado tarde.
-Dificil respuesta, don Floren. Lo prioritario es encontrar soluciones para este cambio que se va a producir, ¡se va a producir! Y tenemos una: reducir las emisiones de gases a efectos invernadero, la principal solución.
-Gracias por su visión, Mr Darwin. Ojalá no lleguemos demasiado tarde.
