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Toni Cabot

Postales del coronavirus

Toni Cabot

El regreso de Balmis

El Ejército hay que agradecerle haber devuelto el nombre del doctor Balmis a la memoria de la historia. La decisión de bautizar con ese apellido la operación militar para luchar contra la propagación del coronavirus ha servido para recordar/descubrir a muchos la extraordinaria odisea y labor del médico alicantino, responsable de la expedición que llevó la vacuna de la viruela a América y Filipinas, un hito en la medicina mundial. Como es sabido, Balmis partió en 1803 desde el puerto de A Coruña al frente de un equipo de cirujanos y enfermeros acompañando a 22 niños que actuaron como portadores en su cuerpo del virus vacunal durante la travesía a América. En aquella época la viruela hacía estragos en las colonias españolas, especialmente entre la población indígena, y la vacuna desarrollada por el inglés Jenner era el remedio para contener la propagación del virus.

El método consistía en inyectar la vacuna en un niño y cuando maduraba se extraía la pulpa y se inoculaba en otro, estableciendo así una cadena que aseguraba el fluido vacunal. Balmis terminó cruzando el Pacífico hasta Filipinas, pasando por el sur de China antes de regresar a España, coronando así una expedición extraordinaria con un éxito médico sin precedentes.

Enrique Cerdán Tato recordó que en 1919, un siglo después de la muerte de Balmis, el Ayuntamiento de Alicante acordó dedicarle el nombre de una plaza que hasta entonces se conocía como Torrents, en un acto presidido por el alcalde accidental Tomás Tato y en presencia de Francos Rodríguez, diputado y exministro llegado de Madrid para participar en un meeting sanitario en el Teatro Principal como parte del homenaje preparado a tan ilustre médico alicantino.

Como dato relevante, aquel día apareció una semblanza en el periódico «El Día», firmada por el cronista Figueras Pacheco, celebrando la efemérides.

«El doctor Balmis en la medicina, como Jorge Juan en las matemáticas, el abate Andrés en la literatura, y tantos otros hombres insignes nacidos en tierras de Levante, consagró, dentro y fuera de nuestra patria, el triunfo de la mentalidad española (...). Si Balmis como sabio es digno de admiración general, como bienhechor de la humanidad merece gratitud eterna».

Todo eso en 1919, conmemorando el centenario de la muerte de Balmis, quien no ha tenido tanta suerte en el bicentenario (2019), donde -salvo la UMH con su rector, Juanjo Ruiz Martínez, a la cabeza, inaugurando un busto en la facultad de Medicina; las iniciativas privadas del Rotary Club, un concierto en el ADDA y el cierre musical de Josep Vicent en la ceremonia IMPORTANTES de este periódico- poco se supo.

Al menos, la plaza que lleva su nombre, en la confluencia de las calles de Canalejas y El Cid, luce y viste de otro modo, lejos del abandono de años atrás, libre de proxenetas y el pardo ambiente que la rodeó durante años.

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