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Juan Tapia

Nuestro mundo es el mundo

Joan Tapia

Gobernar día a día con el 34% de paro

Lo peor del pleno del Congreso del miércoles sobre la cuarta prórroga del estado de alarma es que se profundizó en el inmenso foso que separa a los dos grandes partidos. La prioridad de Pablo Casado es debilitar al gobierno PSOE-Podemos para acabar con él en un plazo no demasiado largo, ¿presupuestos del 2021?, mientras que la de Sánchez es doble: seguir gobernando y afrontar el tsunami del coronavirus y sus espantosas consecuencias.

Tras el miércoles parece casi imposible que se avance en un plan consensuado de reconstrucción sanitaria, económica y social, lo que Pedro Sánchez, algo grandilocuente, bautizó como unos nuevos pactos de La Moncloa. Pero un somero repaso a los datos indica irrefutablemente que sin un amplio acuerdo que supere las fronteras políticas e implique al empresariado, los sindicatos y las comunidades autónomas, los españoles lo vamos a pasar aún mucho peor de lo que irremediablemente lo tendremos que pasar. Todas las previsiones -desde las del Banco de España hasta las de Bruselas- indican que el PIB caerá este año más del 9%, que el déficit público saltará del 2,8% al temible 10% -más de 100.000 millones de euros- y que el paro -según Funcas y contabilizando los afectados por los ERTE- ascendería a nada menos que el 34% este mismo trimestre. No es sólo España. El Banco de Inglaterra prevé la peor recesión de los últimos 300 años y el paro en Estados Unidos -la primera potencia económica- se ha disparado del 3,5% en febrero al 14,7% en abril.

Ante este «drama bíblico», ¿no fue barata y triste pornografía el choque entre Pedro Sánchez y Pablo Casado del miércoles en el Congreso? Es posible que este tsunami haga caer al Gobierno, pero parafraseando a Santiago Carrillo sobre Franco, ¿después de Sánchez, qué?

Lo malo -la guerra política para hacer frente al peor momento de España desde 1936- parece pues inevitable. Pero eso no implica que el mundo se acabe. La vida sigue y habrá que plantar cara a la grave e imprevista realidad. Y España tiene talento. La primera muestra ha sido el acuerdo Gobierno CEOE-UGT-CC.OO del viernes para prorrogar los ERTE de fuerza mayor -la herramienta para evitar el paro masivo y el cierre de empresas- más allá del estado de alarma. Hasta finales de junio, con la posibilidad de adaptarlos y prorrogarlos por más tiempo. Ha sido un pacto complicado y la derecha económica, la CEOE, ha tenido curiosamente más instinto político que la derecha de Casado.

Y el Congreso también mostró bastante realismo. Al final el PP no quiso -o no se atrevió- a votar contra la prórroga del estado de alarma, el medio de prohibir la libertad de movimiento y de reunión para hacer frente a la pandemia. Se abstuvo. ¿Por qué la alarma habría salido de todos modos y habría quedado patente su derrota?

Quizás ni el propio Pablo Casado lo sabe. Pero hubo 178 votos (contra 71) para no saltar al precipicio de poner fin caóticamente al estado de alarma. Y ello pese a que el PP y ERC -ésta abandonando el pacto de investidura- amenazaron con juntarse a la extrema derecha en el voto negativo. Se debió a que en el Congreso surgió una suma muy heterogénea -desde el PNV y Cs que votaron a favor a Bildu que se abstuvo- que no quisieron sumarse a lo que hubiera sido un gran estropicio. Y al final, y por distintos motivos, el partido de Aznar y el de Otegi votaron igual.

La prórroga también se logró porque Pedro Sánchez, abandonando la retórica algo cesarista de algunos mensajes televisados, supo moverse, rectificar sobre el radicalismo provincial, y pactar a la vez con el PNV e Inés Arrimadas. Y la capacidad de pacto es clave para gobernar una España tan fraccionada.

En resumen, en el primer estado de alarma en el que había un reto político -en las votaciones anteriores hubo casi unanimidad de voto, aunque no de discurso- Pedro Sánchez ha salido vivo y algo despeinado (normal porque no tiene mayoría) con 178 votos, la mayoría absoluta, algo que no logró en su investidura. Cuando ERC no le votó sino que se abstuvo.

¿Abrimos el jueves una nueva etapa con el relevo de ERC por Cs, o vamos hacia mayorías siempre cortas, pero más variables? Mucho dependerá de ERC, que parece dividida entre la asunción de la realidad y la tentación puigdemonista. También del carácter de Inés Arrimadas. Hace unos días dijo que Cs es el partido que mas caro ha pagado sus errores (perdió más del 80% de diputados) y el miércoles se despegó del PP. ¿Ha decidido volar por cuenta propia y liberarse de Albert Rivera, el gran culpable de los crasos errores de Cs?

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