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Jonatan Molina

Para madres & padres

Jonatan Molina

Poner límites en medio del caos

Por suerte, la crisis del covid-19 remite en nuestro país y nos dirigimos con paso firme a la ya famosa «nueva normalidad». Sin embargo, los próximos meses van a ser de todo menos normales, sobre todo para los niños y sus familias. Además del hecho de haber pasado 3 meses del curso escolar confinados, la mayoría de escuelas de verano y campamentos se han suspendido, lo cual deja un vacío de tiempo de ocio este verano para los niños que los padres no saben cómo resolver.

No podemos aislarnos de la situación que estamos viviendo y pretender que las cosas funcionen como siempre ante una realidad que es totalmente extraña. Esta cuestión la llevo trabajando a menudo con las madres y padres de los niños a los que atiendo en mi consulta. El comienzo de cualquier trabajo terapéutico es ajustar las expectativas de los padres a la situación actual y perseguir logros algo más modestos con nuestros niños, pero que nos hagan la situación más llevadera.

Esto se ve muy claro en el uso de las videoconsolas por parte de los niños este verano, en el que pasarán muchas más horas de lo habitual en el hogar y con pocas opciones alternativas de ocio además de «la maquinita». Aquí aconsejo a los padres que se muevan entre la comprensión y la firmeza. ¿Cómo no va a querer un niño pasar el tiempo jugando a lo que más le gusta, y más cuando no tiene otras obligaciones ni otras opciones para divertirse? Ahora bien, como madres y padres tenemos que tener claro cuál es el límite que consideramos que no debe sobrepasarse en cuanto al uso de los videojuegos y ofrecer alternativas realistas. Quizás querer que el niño juegue a juegos de mesa es algo muy respetable, pero muy poco realista en un niño del año 2020, es por eso que debemos asegurarnos de que existan actividades (ver una película, jugar con el vecino, hacer alguna actividad con mamá o papá) que sean atractivas para él.

La premisa de que los videojuegos son un privilegio que hay que ganarse debe ser claramente entendida por el niño. Esto sitúa al niño como responsable del acceso que pueda tener a la videoconsola, pudiendo tenerla siempre y cuando cumpla con las obligaciones o tareas que hayamos acordado. Cuando el niño conoce qué se espera de él y las consecuencias de que no lo consiga y lo acordamos de manera conjunta con él, se produce algo importante: responsabilizamos al niño y le hacemos partícipe de las normas y de sus consecuencias. Así, imaginemos que un día el niño no ha hecho las tareas de repaso escolar que le pautamos cada mañana para reforzar los contenidos del curso. Si previamente habíamos acordado con él que eso implica no poder jugar a la videoconsola durante todo el día, su cabreo no irá tanto dirigido a sus padres por castigarle sino a él mismo por no haber sido capaz de controlar su comportamiento para conseguir una recompensa después.

El verano va a suponer un reto en muchas familias de nuestro país que deberán gestionar diferentes situaciones problemáticas con los más pequeños de la casa. En la fórmula de la crianza efectiva, deben mezclarse a partes iguales disciplina y afecto, así que recomiendo a los padres esa dosis de comprensión hacia vuestros hijos mezclada con una idea clara de qué límites no debemos sobrepasar en beneficio de nuestros hijos. En ese difícil equilibrio está la virtud, pero es precisamente el que nos ayudará en una gestión adecuada de las emociones y la conducta de nuestros hijos.

Canal de telegram donde voy colgando cosas para padres:JONATAN MOLINA - PARA MADRES & PADRES.

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