El giro de Toni Cantó en la Diputación al que ha dado continuidad el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, para evitar que Carlos Mazón siga viviendo en paz y gloria, lleva camino de convertirse en una larguísima representación de incierto final. Empieza a parecerse a Enredo, aquella magnífica serie de principios de los 8o que encadenaba tramas desternillantes con un punto de surrealismo. Y todos los papeles de esta particular comedia del Palacio Provincial están ya repartidos. Tras una etapa de personajes fallidos, Toni Cantó necesita volver a ser actor principal: marcar tiempos y retener en el redil ciudadano a Julia Parra y Javier Gutiérrez. Carlos Mazón es agente doble: intenta resistir de puertas hacia fuera con la vieja estrategia de enarbolar la bandera del alicantinismo y, a la vez, trata de atraerse a los dos diputados y a los restos de Ciudadanos en la provincia, muchos de ellos también exzaplanistas. Ximo Puig se ajustará a su rol institucional: sólo apretará con el Fondo de Cooperación Municipal. A Toni Francés, el portavoz del PSPV en la Diputación, le queda esperar. Uno de esos actores pacientes pero que, en ocasiones, consiguen el Goya. Y Gerard Fullana, diputado de Compromís, por ahora, sólo es agitador necesario. Eso sí, con un cambio en el rodaje, podría tener hasta una bala de plata. Y no lo duden: la usaría. Pero de momento van a seguir actuando. Silencio, se rueda.