Hace unos días escribí en ésta sección sobre “el listillo”, aquel individuo que intenta sacar provecho y ventaja a costa de los demás. Hoy me referiré a otro tipo de personaje muy abundante en nuestro país, “el bocazas”, a quien la RAE define como “persona que habla más de lo que aconseja la discreción”. Allá por la mitad del pasado Abril y en pleno encierro pandémico la consellera de Presidencia de la Generalitat dijo aquello de que en una Cataluña independiente no se habrían producido tantos muertos ni tantos contagios. De inmediato se sumó a éste aserto otra gran personalidad política, el expresidente de la ANC Jordi Sánchez, quien añadió que una Cataluña independiente sería más justa, eficaz y eficiente que el centralista estado español. Días antes el Vicepresidente segundo del gobierno central, soñando con la república, criticó a la monarquía y al propio Rey por vestir el uniforme militar, siendo como es, Iglesias dixit, un representante del pueblo. Ignoro si lo que quiso decirnos es que los miembros del ejercito no son miembros de ese mismo pueblo. Y finalmente Pablo Casado, tras las elecciones vascas y gallegas manifiesta que el PP nunca abandonó la moderación y la centralidad, por lo que, digo yo, deberíamos averiguar quiénes fueron los radicales que tacharon al presidente del gobierno de golpista, traidor, felón, vendepatrias y otras lindezas similares. Sea como fuere me he liado, se me ha ido el santo al cielo y ya ni recuerdo el porqué he titulado éste escrito como “el bocazas”.
