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A vueltas con el racismo en el lenguaje en EE.UU

Es un hecho innegable que la sociedad queda reflejada de manera perenne en el lenguaje, y de ello dan buena prueba las designaciones de minorías o grupos sociales que en algún momento de la historia se sienten desfavorecidos, perseguidos o proscritos por razón de su sexo, etnia, o cualquier otro factor. Cuando esto ocurre enseguida se cargan de connotaciones negativas y, como reacción, para contrarrestar o mitigar sus efectos y ocultar una realidad que se percibe como ingrata e indeseable, los hablantes a veces rehúyen o edulcoran la expresión por medio de eufemismos o bellas palabras.

Un buen ejemplo ilustrativo lo vemos estos días con las designaciones referentes a los negros, uno de los grupos que injustamente llevan la impronta del estigma social. Y esto se hace patente sobre todo en América, tanto en la hispana como en la de habla inglesa, donde el contraste de la población negra es más visible y los prejuicios resultan, por tanto, más evidentes. En uno y otro idioma se emplea la voz negro, y en ambos tiene un matiz despectivo que enlaza con una larga tradición cultural. El símil "trabaja como un negro" (o lo que es lo mismo, "como un esclavo") es un fiel testimonio de la servidumbre y sumisión de los negros llevados al continente americano. Relacionado de algún modo con el trabajo servil es la expresión "tener un negro" que se dice de una persona destacada en el campo del saber (escritor, investigador, etc.), o de un personaje público, que se aprovecha del trabajo anónimo, muchas veces ingrato, de otro sin que se le reconozca su autoría ni su colaboración.

Son muy numerosas las metáforas que se sirven de esta voz en el lenguaje cotidiano, y no es sólo trabajo duro lo que podemos leer en las asociaciones que tienen por base el color. Algunas contienen referencias más denigrantes. Al negro se le ve como una persona maloliente, carente de orden y anárquica, pronta a saltarse las reglas que rigen nuestra sociedad. La imagen queda bien plasmada en el modismo español "una merienda de negros". En español existen montones de expresiones idiomáticas que reproducen también esta visión maniquea. Hay una "suerte negra" ("tener la negra", "un día negro", etc.) que con actitud supersticiosa algunos tratan de inculpar a los gatos de ese color; hay una "mano negra" que corroe muchas instituciones, una mano invisible pero bien fuerte, extendida por personas y grupos con "negras intenciones"; un "mercado negro" y un "dinero negro", así llamados por su ilegalidad; y un "garbanzo negro", una "oveja negra", un "pozo negro" ... Todo en negativo. En ninguna de estas expresiones el blanco está presente,.. No es casual tampoco que en el juego del ajedrez las piezas blancas sean las primeras en moverse.

En inglés la voz negro tiene un matiz más despectivo que en español desde su mismo nacimiento. Su aparición en la lengua se remonta al siglo XVI y su origen español y portugués apunta claramente a unas referencias históricas y culturales que muchos tratan de olvidar. Es la historia de la esclavitud negra con largas jornadas de trabajo, trabajos forzados, latigazos y otras vejaciones a manos del todopoderoso amo blanco. Con estos antecedentes se comprende que en el siglo XIX, coincidiendo con unos aires más democráticos y liberadores, se propiciara el uso y posterior difusión de black, que es el término usual para referirse a negro de un modo general, pero que hasta entonces no se había aplicado en el sentido de raza. Con el tiempo esta voz serviría para arrinconar y teñir de una fuerte carga negativa a negro, así como a nigger, creado sobre un modelo inglés pero mucho más peyorativo.

La referencia neutra, aséptica de black en el lenguaje actual, adquiere incluso cierto matiz positivo si se considera la negatividad del contexto sociopolítico en que se enmarca, de ahí su aprovechamiento para el lenguaje publicitario. Su brevedad expresiva y la carencia de reminiscencias culturales pasadas explican su éxito. Una muestra elocuente es la frase "Black lives matter" ('las vidas de los negros importan') convertida en eslogan durante las gigantescas manifestaciones celebradas a lo ancho de EE.UU, en protesta por la muerte del ciudadano estadounidense de raza negra George Floyd a manos de una patrulla policial de Minneapolis, Minnesota el 25 de mayo de 2020. Hoy esta frase, y su sigla BLM, se ha convertido en un icono en la lucha contra la discriminación racial, no solo en Estados Unidos sino a través de todo el orbe.

En español, carente de un término tan neutro como black, es inevitable recurrir a negro como el más específico para aludir al color de la piel. El matiz despectivo está presente cuando nos referimos a un individuo en particular, pero lo aceptamos sin reparo cuando lo aplicamos a un concepto abstracto como el de 'raza' (raza negra). Existe además la frase de color, empleada desde mediados del xviii (en inglés of color se atestigua medio siglo después, en 1796). Es útil por su carácter genérico y eufemístico y subsume conceptos híbridos como mulato (cruce de negro y blanco) y mestizo (blanco e indígena), así cualquier otra categoría étnica no blanca. En la lengua general, ocasionalmente, tratando de expresarse de una manera más comprehensiva y huyendo de ambigüedades, se utiliza la frase "gente negra y de color". Y ambos conceptos en el lenguaje coloquial han cristalizado en la voz moreno, que encierra un matiz despectivo que vemos también, con exacto paralelismo, en el adjetivo inglés colored.

Otro término muy distinto por sus connotaciones, y que ha ido cobrando cierto auge en Norteamérica, es Afro-American o African-American (afro-americano), que proporciona unas referencias etno-históricas positivas, al evocar con orgullo el origen africano de sus antepasados; además se aprovecha de la analogía de formaciones de similar composición como Cuban-American, Latin American, Mexican-American, etc., aunque el término general usado por "blancos" es Hispanic. Su uso es, sin embargo, restringido, pues sólo puede encontrar aplicación en el contexto norteamericano. La expresión African American cobró un espaldarazo por obra de la premio Nobel de Literatura Toni Morrison y en los años ochenta por el candidato presidencial y activista de los derechos civiles Jesse Jackson, que declaró que los negros querían llamarse así.

Recientemente, desde 2013, por el deseo de llegar a un término igualmente descriptivo, breve, aséptico y más comprehensivo, se viene usando el acrónimo BIPOC (Black, Indigenous and People of Color); es decir, que al lado de los negros se han incluido otras minorías, como los indígenas, y el resto formado por cualquier otro grupo que es no-blanco (mulatos, mestizos, asiáticos, etc.). Pero no todos han aceptado alegremente el neologismo. Al menos en estos días convulsos que han seguido a la desgraciada muerte de Floyd, muchos negros deseando no perder protagonismo no han visto con buenos ojos la inclusión de los indígenas y otros grupos, como si temieran que la identidad étnica y cultural que reivindican -black- quedara de algún modo diluida y difuminada.

Estas últimas designaciones son un palmario y vivo ejemplo de que no solo la la sociedad se ve reflejada en el lenguaje sino que también -en lo que menos se repara- se produce el proceso inverso: que la lengua contribuye a conformar igualmente la percepción que se tiene de la sociedad, o sea, que de algún modo la crea, la moldea, transmitiendo y reforzando sus valores culturales y morales, de ahí el enorme poder de la palabra. Y son también una muestra de la continuada búsqueda de asociaciones más positivas por quienes se sitúan en los márgenes de la sociedad.

Cuando redacto estas páginas me encuentro con la noticia de que una universitaria afro-descendiente de EE.UU., Kennedy Mitchum, se ha dirigido a los editores del famoso diccionario Webster, el más importante del inglés norteamericano, solicitando que expandan la definición del término racism para incluir y resaltar el racismo sistémico ligado al poder social e institucional. Lo que demuestra el valor de un diccionario como fiel registro de la lengua y los cambios sociales que la determinan, y por otra parte, lo sensible de las minorías étnicas en los momentos convulsos que les ha tocado vivir ante la situación de discriminación y los prejuicios raciales existentes en la sociedad norteamericana.

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