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Francisco García

Ataque de "coronabulos"

De la mano sin desinfectar de los repuntes de contagios regresan con virulencia a la actualidad los rebrotes de "coronabulos", noticias falsas, filfas, infundios, patrañas y trolas que inundan las redes sociales. Basta que un maledicente suelte un embuste para que una legión lo extienda como si se tratara de una verdad absoluta. Líbrenos la libertad de expresión de semejantes "supercontagiadores" que por lo general no dan la cara, que son asintomáticos. Somos hijos de nuestro tiempo, de manera que el confinamiento y la obligada distancia física entre personas nos condujeron sin remedio a trasladar al mundo virtual los contactos sociales durante meses. Si internet era el territorio en el que nos movíamos, ahora se ha convertido en nuestra casa. En ese nuevo escenario del que muy pocos ciudadanos escapan -hasta el Whatsapp se ha convertido en herramienta de uso habitual entre las personas de edad, que durante el enclaustramiento encontraron en el móvil una ventana por la que huir del encierro obligado-, los bulos, peligrosos patógenos de frecuente contagio, han encontrado su mejor vía de transmisión. La pandemia es caldo de cultivo ideal para la desinformación, ha dado pie a una suerte de "infodemia", una distorsión de la realidad por lo general nociva e interesada, que esconde con frecuencia motivos ideológicos. Estamos viviendo una nueva escalada de los bulos y se hace preciso tomar medidas para desescalar. Someterse a pecho descubierto a este ataque conlleva peligrosas secuelas: las "fake news" son inhibidores del razonamiento crítico. Si una sociedad sana requiere ciudadanos bien informados, responsables y críticos es preciso vacunarse con urgencia contra los efectos de este peligroso virus.

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