Agustín Navarro padece un cáncer. Como alcalde de Benidorm entre 2009 y 2015, fue mi jefe durante más de cinco años y es mi amigo desde hace 30, lo que no le evitó desayunarse muchas mañanas con artículos míos en los que reprobaba algunos de sus movimientos en política, ese arte del funambulismo en el que sus intérpretes aprenden a menudo a caminar sobre la cuerda floja y en el que precipitarse al vacío representa, según el lado del que se caiga, el tormento o el éxtasis. Siempre encajó mis críticas en la misma medida que yo las suyas. Sobre ese equilibrio se cimentó nuestra amistad. Durante un paréntesis en mi oficio de periodista de calle, ejercí de director de Comunicación durante su mandato, un periodo apasionante en lo profesional y absolutamente disruptivo en lo personal. No es de recibo que el periodista alabe al político, pero tengo todo el derecho a exponer en público mis querencias por el amigo. En calidad de esto último, me autoriza a publicar esta carta. Está peleando contra la enfermedad con la furia de un boxeador en el primer round, pero, entre asalto y asalto, no puede evitar lo que, como asesor suyo, en alguna ocasión le afeé: abrirse en canal y expresar en carne viva lo que siente. "Estoy preparado para marcharme", dice. Sin prisa, Agustín. Aún queda combate.

Estimado Jorge,Hace apenas unas semanas te comentaba que la cosa estaba más o menos controlada, que no iba mal, pero hoy te digo que el tema se ha torcido, no pinta nada bien, o mi cuerpo sigue luchando al estilo "jabato" o me encuentran una terapia que pare la cosa, o este cáncer se me lleva por delante. Pero no te lo digo para entristecernos, sino todo lo contrario, quiero decirte, amigo, que, desde la serenidad, estoy "preparado para irme".Dicen las estadísticas que en España un varón tiene unas perspectivas de vida de 80 años. Yo en unos meses cumpliré o cumpliría 60, lo que quiere decir que me voy a perder veinte años que se supone me toca vivir todavía; 20 años de alegrías, risas y buenos momentos, pero no es eso en lo que me detengo, sino en los casi 60 que he tenido la suerte de vivir, lo que he hecho en ese tiempo y lo feliz que he sido, que sigo siendo y que lo seré hasta el final. Eso es, Jorge, el balance de mi vida, claramente positivo hacia la felicidad.Tengo tres hijos maravillosos. Elena, la mayor. Siempre le digo: "eres mi hija preferida", y siempre, siempre, me contesta: "claro papá, si no tienes otra", y se parte. Me ha dejado un tesoro en forma de nieto haciéndome abuelo, Óscar, sangre de mi sangre, me lo comería todos los días. El segundo, Pablo. Qué honradez le rodea, pocas veces he visto a una persona tan servicial, leal y con tanta nobleza, qué orgulloso estoy. Y el pequeño, Didac, 12 años, ¡12 años! Y en unas semnas al Instituto, madre mía, llegará lejos en el campo que elija porque tiene un afán de superación y una inteligencia extraordinarias. Le digo a su madre, mitad en broma o no: "qué inteligente es, ha salido a su padre", y claro discusión amistosa en casa. Y ella: qué suerte tuve de que se cruzaran nuestras vidas, mi esposa, mi amante, mi amiga, mi compañera, Olga, cómo me cuida, qué espíritu de sacrificio, qué entereza y con qué ánimo lleva esta situación. ¡Dios, cómo la quiero! Por eso, querido Jorge, estoy preparado, ¿cómo no voy a estarlo con semejante bagaje?Pero, además, en lo profesional, estoy satisfecho. Quién me iba a decir a mí, hijo de padres humildes, que iba a ser alcalde de esta maravillosa ciudad, Benoidorm. La aspiración más grande en política para alguien que ama a su pueblo es ser su alcalde. Tú estuviste a mi lado, me ayudaste mucho, y te lo agradezco de corazón, ¡qué momentos, Jorge! Los hubo malos y difíciles, pero también buenos, nos reímos mucho, mil anécdotas, decisiones con responsabilidad, y es ahora el momento de pedir perdón y disculpas por si algunas de esas decisiones han perjudicado a alguien. Lo siento de verdad.Me vas a permitir, amigo, que agradezca a todos los que siempre habéis estado a mi lado, desde el primero de los valencianos "el meu estimat i benvolgut amic i President" Ximo, hasta el último de los vecinos de Benidorm, que me animan por la calle, pasando por el alcalde, las corporaciones, mis compañeros, con los que empecé y con los que estoy acabando: gracias por vuestro apoyo, fundamentalmente, en estos dos últimos años en los que apareció "el monstruo". Y a los amigos, a los más íntimos y a los más recientes, por la ayuda que me habéis brindado, por la que seguís haciendo y por la que estoy seguro haréis cuando yo no esté aquí. Gracias desde lo más profundo de mi corazón.Estoy preparado, Jorge, porque esta es la alforja que me llevo, llena de cariño, de respeto, de ánimo, de felicidad, de buenos recuerdos, de amistad. No cabe en esa alforja el rencor ni los malos rollos. ¿Para qué?No quiero abrir un debate sobre devoción y fe, pero yo lo tengo claro, muy claro Jorge. Después de llevarle durante tantos años flores, años visitándola en su capilla, cantándole como nunca, rezándole y acompañándola muchas mañanas al alba, por fin voy a conocerla, estar a su lado, y eso me hace estar preparado para "irme". Llegaré a ese lugar de paz, tranquilidad, sosiego, serenidad, bajo su manto azul, un manto en el que también se bordará mi nombre, allí dónde están todos los nombres de quienes ya están con Ella, qué felicidad, indescriptible, compartir con mi patrona mi alma. Cuando oigas que llaman a tu puerta y te digan: "soc Gostinet, el del Campo, el que jugaba als carrers Sant Geroni i Pescadors de xicotet, el fill de Tonico, el del L'Illa y Maria Dolores, el net de la Valora", ábremela de par en par, Virgen Santa del Sufragio, estoy preparado para irme contigo con alegría. Ya ves, Jorge, sí que estoy tranquilo y preparado. No te quepa la menor duda de que voy a seguir luchando, por supuesto. Además, aún tengo tiempo, supongo, para unas "birras" fresquitas, pon tú el día y llámame. Un abrazo de tu amigo Agustín Navarro.