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Tribuna

Agosto sin fiestas

¿Cuántas familias se han podido sostener gracias a la economía de los abuelos? ¿Son los mayores la parte improductiva de la nación?

La ausencia de las celebraciones festivas en este agosto tal vez nos haga sentir la importancia de los días señalados de rojo en el calendario, que, aunque para algunos sean los menos productivos del año, lo ordenan y dan sentido al resto de los días y es que en una sociedad como la nuestra en la que al hombre se le valora por lo que produce, tal vez la fiesta sea para algunos el ejemplo de la falta de productividad. Entiendo que es todo lo contrario y no solo porque la fiesta comporta unos beneficios económicos derivados de la actividad de esos días, sino también por lo que significa de estrechar los lazos de solidaridad en la comunidad con todo lo que ello implica de beneficio para la misma. En las situaciones como por desgracia estamos viviendo en estos tiempos como consecuencia de la situación sanitaria o en momentos como en los pasados años debido a la crisis económica, hemos de reconocer que la tabla de salvación ha estado en el caudal de solidaridad que existe entre la gente ¿Se puede cuantificar en dinero el esfuerzo hecho por tantas personas que han cuidado de nuestra salud en estos días? ¿Y el trabajo realizado dignamente por aquellos trabajadores, no precisamente los mejor pagados y reconocidos y que en los días del confinamiento hemos considerado imprescindibles? ¿Cuántas familias se han podido sostener gracias a la economía de los abuelos? ¿Son los mayores la parte improductiva de la nación? En definitiva, en momentos como estos se ponen de relieve los valores cívicos que nos constituyen como una comunidad y la fiesta es la manifestación más amplia de esos valores, a la vez que expresa la identidad y la permanencia de esta.

La Festa ha sido siempre la representación por excelencia de Elche y a través de su historia se nos da a conocer la vida de la ciudad, tanto en los momentos venturosos como en los más tristes. En este año en el que debido a la situación epidemiológica se ha considerado no llevar a cabo las celebraciones festivas, considero que debiéramos hacer al menos memoria de ello, justamente para que pervivan y se acrecienten esos valores que nos hacer ser una comunidad. No es la primera vez que se han tenido que suprimir las fiestas de agosto debido a situaciones dramáticas ocurridas en nuestra ciudad; en ocasiones la celebración del Misteri que por motivos de calamidad se tuvo que suspender, se celebró cuando el mal había desaparecido y se llevó a cabo la Festa en acción de gracias; así ocurrió en el año 1855 en que debido a la epidemia del «morbo asiático» se suspendió la representación de la Festa en el mes de agosto y pasado el peligro, se decidió celebrarla en el mes de noviembre, «en señal de gratitud por el beneficio recibido y en cumplimiento de la solemne promesa a la población de ejecutarse luego lo permitieran las circunstancias». La celebración de la Festa tiene mucho que ver con el hecho de pedir la protección de la Patrona; así lo podemos ver en la motivación que el Concejo Municipal expresa al conceder en el año 1530 un donativo para que se «daurase la cadira en la qual se fa la Asumció» quedando de manifiesto que la Virgen guarde a la villa de todos los males ya sean contagiosos o cualquiera otros. En el año 1609, el Concejo Municipal decide hacerse cargo de la Festa, ya que nadie quería aceptar su mayordomía debido a los gastos que ello suponía, pues se atravesaban momentos de escasez. Frente a la opinión de quienes pensaban que debido a aquella situación se debiera dejar de hacer la representación, se decide por parte del Ayuntamiento que ésta jamás deje de hacerlo, pues pertenece a una antigua tradición que ya celebraban nuestros antepasados, así como por estar dedicada a la Patrona de la Villa. Una sabia decisión, pues con la continuidad de la celebración se afirma la voluntad de permanencia de la comunidad humana a pesar de los inconvenientes del momento. Tengamos en cuenta el ejemplo y ya que no podemos celebrar la fiesta en estos tiempos como es debido, hagamos lo posible por mantenerla viva por medio del recuerdo, pues el futuro que se anuncia o se nos avecina será tanto mejor cuanto partamos de lo mejor de nuestra tradición. Poco se puede prosperar desde el olvido, pues como escribía Eugeni D'Ors tan entusiasta del Misteri «Lo que no es tradición es plagio».

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