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Carlos Gómez Gil

La prensa local y la reconstrucción

La práctica totalidad de sectores y ámbitos están siendo analizados para reconstruir los daños que, en mayor o menor medida, van a sufrir, al tiempo que potenciar su papel en el futuro

Con frecuencia, no valoramos suficientemente lo que contribuye a nuestra vida, acostumbrados a que esté siempre ahí, un día tras otro, sin darnos cuenta de que nuestra existencia sería muy distinta sin su valiosa aportación. Así, sucede con los medios de comunicación, pero de una manera muy particular, con la prensa local.

Al tiempo que el avance del coronavirus en todo el mundo está obligando a reconfigurar y fortalecer unas sociedades seriamente dañadas, nos hemos embarcado en un ejercicio inédito de repensar a fondo en la reconstrucción de nuestras vidas, tan afectadas por el impacto del covid-19. La práctica totalidad de sectores y ámbitos están siendo analizados para reconstruir los daños que, en mayor o menor medida, van a sufrir, al tiempo que potenciar su papel en el futuro. Me parece también necesario que pensemos en los medios informativos y, particularmente, en la prensa local, esos mismos medios de los que con frecuencia decimos que son un pilar fundamental para nuestro sistema democrático.

A los profundos cambios y transformaciones que en los últimos años ha tenido que afrontar la prensa, se suman las crisis económicas que con fuerza han sacudido a nuestra economía, especialmente tras la Gran Recesión iniciada en 2008 y ahora con el covid-19. Todo ello no solo ha puesto en peligro la continuidad de numerosos medios, algunos de los cuales han desaparecido, sino que también ha generado una profunda reflexión sobre el papel de la profesión periodística, como posiblemente no se haya visto en otros sectores. Al mismo tiempo, ha coincidido con una auténtica revolución de la mano de la irrupción de nuevas tecnologías y formatos de información y comunicación, la inmediatez de las redes sociales y la generalización de internet.

De esta forma, la prensa ha tenido que avanzar en este nuevo escenario, tan repleto de incertidumbres, a la vez que repensaba su labor ante los nuevos medios digitales y las redes sociales, sin olvidar sus señas de identidad básicas y el sentido de su labor, potenciando, renovando e impulsando los periódicos que cada día sacan a la calle, que forman parte de las señas de identidad de nuestro sistema.

Esto ha afectado, en mayor medida, a la prensa local y regional, mucho más cercana a las personas y a la sociedad en la que trabajan, ya que han tenido que dar respuestas al renovado impulso que han vivido las ciudades y comunidades autónomas, con nuevas exigencias informativas para tratar de llenar el hueco que ha dejado el progresivo abandono de la información local por los grandes medios nacionales. Por si fuera poco, la irrupción de poderosas redes de generación de bulos y falsedades, la progresiva polarización política y las nuevas demandas de la sociedad civil en los barrios y ciudades han otorgado nuevas responsabilidades a la prensa de proximidad y al trabajo de un periodismo que, como elemento sustancial del espacio local, también han tenido que situar su labor en una dimensión global. Y es que desde lo local también se cambia el mundo.

En este escenario, la prensa más cercana trabaja reforzando la identidad de comunidad, fortaleciendo el dinamismo social y el conocimiento sobre la actividad política, generando historia compartida. Como elemento que contribuye a vertebrar la sociedad en la que se inserta, es uno de los altavoces más potentes que tiene el tejido ciudadano, ofreciendo una amplia información de proximidad con inmediatez y versatilidad. La prensa local, en primera línea, es capaz de ofrecer noticias actuales y contrastadas, reportajes amplios, artículos reposados, opiniones y análisis tan cuidados como variados, proporcionando claves esenciales sobre las informaciones contando para ello con los protagonistas, afectados, fuentes e instituciones. Y lo hace todos los días de la semana, mediante un trabajo periodístico artesano que otorga un valor clave a la proximidad. Hasta tal punto que solo en los diarios locales existe una sección en la que los ciudadanos pueden enviar sus cartas con las preocupaciones de sus ciudades, quejas, denuncias, agradecimientos o, incluso, mostrando su desaprobación ante el tratamiento de informaciones publicadas. ¿Conocen ustedes otros medios que hagan lo mismo? Solo la prensa local.

Esa cercanía emocional que consigue la prensa local a través de la proximidad vital en la que se desenvuelve le otorga, también, una gran exigencia en la calidad periodística del trabajo llevado a cabo, frecuentemente con el imperativo de la inmediatez, junto a la perspectiva analítica con que se abordan los temas clave. Pero en tiempos de bulos y fake news, leer a personas que han dedicado tiempo y esfuerzo a trabajar temas esenciales del día a día allí donde vivimos tiene un valor innegable, estemos más o menos de acuerdo con su enfoque. Todo ello aumenta con la prensa en papel, algo muy distinto a los medios digitales, al proporcionar una experiencia tangible de respeto que, a muchos, nos cautiva diferentes sentidos. No es casual que en el mundo anglosajón la prensa local tenga una consideración cercana al servicio público, existiendo una clara correlación entre el compromiso político y cívico en una comunidad con la labor de la información local.

De manera que la fortaleza de la convivencia en nuestras ciudades pasa, también, por una prensa local de proximidad, con un buen conocimiento del ecosistema en el que vivimos, con identidad y capacidad para generar análisis e informaciones cercanas. No lo olvidemos.

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