Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Opinión

El arte no entiende de dueños

Orihuela es, sin lugar a dudas, una de las ciudades más monumentales de la Comunidad Valenciana -por no decir la que más-, por su rico patrimonio cultural, histórico y artístico, aunque hay que reconocer que el estado que presentan esos bienes, que no son pocos, deja mucho que desear en cuanto a su conservación, ya sean de propiedad privada, municipal o de la Iglesia, porque invertir en esto ni sale a cuenta ni desgrava, a no ser que te llames Tita Cervera, tengas un patrimonio impresionante, lo cedas al Estado -previo pago de una nada despreciable cantidad de perras- y te dejen un palacete para exponerlo o que pertenezcas a la Casa de Alba y tengas patrimonio suficiente como para abrir las puertas de palacios como el de las Dueñas (Sevilla) o Liria (Madrid), pero cobrando. ¡Faltaría más!

Bien es cierto que el Ayuntamiento de Orihuela no puede hacerse cargo de todo el patrimonio -palacios, palacetes, casonas, torres, museos, pinturas, etc...- que «anda desparramado por el casco histórico de la ciudad», pero ya se sabe aquello de que «si no puedes con tu enemigo únete a él»; es decir, si el consistorio oriolano no puede atajar el declive y la ruina que presenta el patrimonio cultural e histórico que hay en el pueblo únete a los propietarios, ya sea la Iglesia o particulares, para restaurar, rehabilitar y «aflorar/reflotar» lo que, según mi discutible punto de vista, debería ser la principal fuente de riqueza de la ciudad, el turismo.

Para eso, desde la administración local, lo primero que debería haber es voluntad política y luego perras para invertir en algo que redundaría, más pronto que tarde, en beneficio del pueblo. ¡Creo!

¿No se os caen los palos del sombrajo cuando vais por la calle Francisco Díe hacia Capuchinos y al llegar al Museo de la Reconquista, junto a la iglesia gótico/renacentista/barroca de Santiago, miráis a vuestra izquierda y veis el lamentable estado del Palacio de Rubalcava, de propiedad municipal?

¿No os rechinan los dientes cuándo veis que el Palacio del Barón de la Linde, junto al Horno del Obispo, lleva años cerrado y su deterioro es cada vez más evidente?

¿No os salen sarpullidos cuando os enteráis que el Palacio Sorzano de Tejada está cerrado al público, pese al acuerdo con el Ayuntamiento para abrir sus puertas y mostrar una parte de la importante/impresionante colección de la familia Pedrera, propietaria del edificio? ¿No se os abren las carnes cuando veis la inación de la administración para recuperar, por ejemplo, la torre d'en Vergonyes, de propiedad privada?

Podría citar otros casos, pero me entra repelús cuando me acuerdo de algunos que sólo existen en la memoria de los mayores, como la Casa del Paso o la casa señorial que había donde actualmente está la Oficina de Turismo, junto al Palacio del Marqués de Rafal, que también está en venta.

Llama la atención que un colectivo, como el Rotary Club de Orihuela, haya tomado la iniciativa de restaurar una mínima parte del importante patrimonio que tiene la Iglesia en la capital natural de la Vega Baja. Resulta que, con su dinero, los rotarios han rehabilitado/restaurado la Inmaculada, de Sánchez Lozano, que está en la catedral y a la que se le había sustraído uno de los angelotes que hay a sus pies. Igualmente, están colaborando en la restauración del retrato de Monseñor José Esteve, que, a propuesta de Felipe II, fue obispo de Orihuela y consagró la catedral (1594), y otro retrato de la Inmaculada que está en la antesala de la sacristía del templo (siglo XVII).

Pero la cosa no para aquí, porque los rotarios, ya puestos, se han propuesto restaurar la deteriorada imagen de San Cristóbal que también está en la sacristía del templo catedralicio. Esta obra tiene singularidades, como que en ella aparece, de rodillas y rezando, el aristócrata oriolano que donó el cuadro, en el que, en la parte superior del marco, está su escudo nobiliario, de finales del siglo 17/principios del 18. En esta obra, según la restauradora del Museo Episcopal, aparece un repintado en blanco que «pudiera responder a la censura de la época».

Joder, ¡los rotarios, con sus «limitaciones económicas», lo hacen y los que gestionan el patrimonio oriolano no! ¡Algo falla! ¡Apostad por el arte, la cultura, el patrimonio; apostad por el turismo de una vez!

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats