Veinticuatro horas después de la celebración del histórico sexto ascenso del Elche CF a Primera División, el nuevo propietario del club, el argentino Christian Bragarnik ha despachado al hombre que cambió la historia reciente de la entidad franjiverde, el entrenador Pacheta, que hace dos años y medio sacó al equipo de Segunda B para dejarlo el pasado domingo en la rutilante Liga de las Estrellas.

Se ha dado prisa Bragarnik en liquidar al técnico burgalés para que se apaguen cuanto antes los ecos de una medida tan impopular como la de prescindir de un entrenador adorado por la afición ilicitana y que ya está en la historia del club junto a entrenadores míticos como César Rodríguez, los dos únicos que han conseguido ascensos del Elche en dos categorías distintas.

El nuevo dueño prefiere sacar pronto el paraguas y aguantar el chaparrón del descontento popular porque sabe que en breve se comenzará a hablar de fichajes de jugadores, del calendario con las visitas al Martínez Valero del Barça y el Real Madrid y del perfil del nuevo entrenador. Ya suenan nombres de la agenda de representados de Bragarnik como el del extécnico de Lanús y San Lorenzo de Almagro Jorge Almirón.

Bragarnik tomó el control del club en diciembre y acumula ya ocho meses sin dirigirse a la hinchada del Elche -ayer eufórica y hoy desconcertada- para contarle las líneas maestras de un proyecto que ha llegado a la élite de Primera mucho antes de lo previsto. Es lo que tiene dirigir la entidad con el mando a distancia. En apariencia se deja actuar a los cargos oficiales, pero las decisiones de calado las toma el dueño sin dar mayores explicaciones. De hecho, Pacheta sabía hace un mes que no iba a continuar.

No son buenos los cercanos antecedentes de clubes dirigidos desde distancias oceánicas como es el caso del actual Valencia CF, sumido en un absoluto caos económico y deportivo desde que lo controla el empresario de Singapur Peter Lim. Ni tampoco lo son los de otras entidades que despidieron al entrenador artífice del ascenso a Primera, como hizo en su día el Hércules con el benidormense Manolo Jiménez. Pero está claro que el que paga manda. Ya viva en Buenos Aires o en lejano Oriente.

La marcha de Pacheta coincide en el tiempo con el adiós del jugador Iván Sánchez, uno de los mejores futbolistas del Elche en las tres últimas temporadas, que se va dolido con el club por considerar que no se le ha reconocido su "compromiso y profesionalidad". Son dos malas noticias que empañan la fiesta franjiverde y ponen incertidumbre en el arranque de la planificación de una temporada llamada a ser apasionante. Como diría el técnico burgalés, se van dos "hombres" y dos grandes profesionales que han dado lo mejor de sí para llevar a la entidad franjiverde a lo más alto. Honor, gracias y hasta siempre.