Oswaldo Font García

He sido, soy y seguiré siendo un admirador de tu fútbol. He disfrutado viéndote jugar porque haces del fútbol arte. Toda tu vida deportiva la has vivido en el Barcelona y para el Barcelona superando muchos malos momentos desde el principio que, por suerte para ti y para los amantes del fútbol, los has sabido superar y ofrecernos tantas y tantas tardes y noches de gloria por lo que, es evidente, hayas sido y seas digno de admirar. Te doy las gracias por esos mágicos momentos que sigo guardando en mi retina, pero por lo acontecido últimamente, me siento decepcionado. ¿No crees que deberías haber salido a pedir perdón tras la debacle ante el Bayern? ¿Te ha pasado por tu mente que, probablemente, todo lo que eres se lo debes a este club? ¿Has pensado que has sido y eres el jugador mejor pagado del universo futbolístico? ¿Qué pensarán los aficionados y socios que siempre te han aplaudido con la imagen que estás dando? A estas alturas de tu vida profesional, siendo capitán de la entidad, estás echando por los suelos esa imagen de culé de por vida que tanto pregonas cuando has tenido compañeros como Andrés Iniesta, que pasó los mismos momentos que tú pasaste en tu niñez y que se fue de la entidad como un gran señor, que es lo que es. Ahora te quedarás para poder irte libre y sin ataduras en el 2021 después del desaguisado que has montado como un niño mimado, pero ya no serás, por desgracia para mí y para muchos seguidores barcelonistas, el MESSI con mayúsculas como jugador y como persona. Has demostrado, con todo tu derecho, faltaría más, que el poder del poderoso caballero es más importante que el poder de unos sentimientos y de un club que, sin ningún género de dudas, hizo que tú fueras el mejor jugador del mundo. Que te vaya bien, pibe.