Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Luis M. Alonso

El filo de la navaja

La clase política española es fruto del más disparatado abuso estadístico del sufragio universal. No hay ninguna que se equipare en grado de enfrentamiento y de irresponsabilidad en las horas más difíciles de un pueblo. Aunque no nos atrevamos a reconocerlo del todo, puede que nuestros gobernantes sean desgraciadamente el reflejo de lo que proyectamos como personas y en las urnas. Para comprobarlo solo tienen que hacer un repaso de los periódicos sobre el guirigay que rodea a los dirigentes de la política y contraponerlo a la grave situación que vive el país. Un pequeño resumen: la UE ha confirmado la debacle que convierte a España en líder en caída del PIB y en destrucción de empleo; la demora en la apertura de las escuelas agranda la brecha educativa con los países desarrollados y, mientras tanto, no para de crecer el número de contagios que nos ha llevado a ser plusmarquistas europeos del coronavirus. ¿Y cuál es la respuesta de la actualidad ante este momento crítico? Vean varios ejemplos radioactivos: la guerra desatada por las investigaciones judiciales a Podemos ha traído como réplica tóxica la prolongación del “caso Bárcenas”, que señala una vez al Partido Popular a través del sumario de “Kitchen”. Sánchez acusa de desleal a Casado con las instituciones del Estado mientras vuelve a convocar a la “mesa de diálogo” a quienes quieren destruirlo. ¿Cómo se come eso? Nadie con sentido real podrá creerle cuando habla de unidad, lo único que pretende es un vasallaje desde todos los ángulos sin importarle en qué grado de beneficio converge para el beneficio común de los españoles tanto interés contrapuesto. El único afán que persigue es exclusivamente el suyo, del mismo modo que busca blindar su “prestigio” no ejerciendo el liderazgo de la crisis sanitaria que ha decido traspasar a las comunidades autónomas.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats