Uno de los retos actuales de las ciudades y pueblos es lograr un modelo de movilidad urbana que conjugue espacios más humanos con facilidades para desplazamientos en vehículo. No sólo se trata de reducir el uso de vehículos que generan problemas de emisión de gases contaminantes, ruidos y riesgos a los peatones. Hay que ir más allá, y lograr espacios a la medida de los menores, de los adultos y de los más mayores. Una ciudad para los que tiene dificultades para moverse como los que no. Una ciudad donde todo el mundo tenga su espacio, al mismo tiempo que haya un espacio para todos.

Villena está en pleno proceso de transformación de la ciudad con ese paradigma como seña de identidad, como roseta de los vientos que nos debe guiar en los años próximos. Nuestro objetivo es convertir Villena en un modelo a seguir, planificando y diseñando políticas y ejes de trabajo para tal fin a través del nuevo Plan de Movilidad Urbana Sostenible que se aprobará en próximas semanas. Una hoja de ruta a seguir para poner al peatón como protagonista y los desplazamientos a pie como principal modo de transporte. No con la intención de perseguir la utilización del coche, sino invirtiendo las costumbres de los ciudadanos facilitando esos movimientos a través de calles más amables, calles más vivas, calles más mediterráneas donde el comercio tradicional, la sostenibilidad y la seguridad se verán beneficiadas.

Se ha demostrado en las ciudades más avanzadas en este sentido, especialmente en los países nórdicos, los Países Bajos o Alemania, son socialmente más justas, comercialmente más activas, más seguras y con un medio ambiente más saludable. Es más, tiene efectos en la salud de las personas y facilita el contacto y la comunicación vecinal hasta el extremo de generar un proceso a lo que algunos expertos llaman el «retorno a la comunidad». «Comunidad» en el sentido de colectividad que comparte. Y no sólo sus calles y plazas.

Pero no sólo eso, sino que cuando se comparte tiempo y espacio es más factible fortalecer entramados comerciales de contacto directo, revitalizar el comercio tradicional –que no tiene que significar viejo, sino lo contrario-, promocionar la calle como espacio para la cultura, el ocio y, en muchos casos, para el deporte.

Todo ello requiere un periodo de transición y de inversiones. Especialmente en una ciudad compleja como Villena, sometida a la atadura de infraestructuras tan importantes como limitadoras para nosotros. La autovía, el cruce de las vías por nuestro casco urbano, la existencia del paso de a nivel…

Pero creo que estamos por el buen camino, porque políticamente estamos avanzando en el nuevo diseño urbano con el impulso del proyecto integral del Centro Comercial Área Urbana de Villena cuyas obras comenzaremos en octubre de 2021. Tenemos los proyectos y la financiación comprometida para desarrollar la Ronda Suroeste, que liberará a nuestra ciudad de un corsé que constriñe nuestro futuro, y dejará más espacio para el peatón en el interior de la ciudad. Un proyecto que viene acompañado de los compromisos concretos de acabar con el paso a nivel que cercena la ciudad con cada travesía de un tren por nuestro casco urbano. Así como otros proyectos que también se han servido de importantes fondos de la Unión Europea a través de los denominados EDUSI que ha permitido recuperar y mejorar espacios urbanos.

Todo ello, con el objetivo de conectar todos y cada uno de los barrios con todos los núcleos urbanos de nuestro término municipal. Villena es grande no por su tamaño, sino por articular núcleos de población dispersos y dispares. Con la multiplicación de una oferta diferenciada donde cada uno de nosotros puede vivir en entorno distintos sin tener que dejar su ciudad. Sí, sé que queda mucho por hacer, y que estos pasos de hoy son la continuidad de los pasos que otros dieron en el pasado.

Cerremos filas –como estamos haciendo todas las fuerzas políticas municipales– para ir completando este proyecto de ciudad colectivo. La movilidad y el futuro de Villena tiene mucho que ver con el modelo social que queremos. Y todos lo queremos menos mecanizado y más humanizado. Y lo podemos hacer. Sí, juntos.