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Francisco García

Escuchar a la ciencia

Los confinados asintomáticos toman, aburridos y hastiados, el mando a distancia del televisor y, para su sorpresa, el zapeo compulsivo les conduce a varios canales que emiten películas sobre contagios y catástrofes. El milenarismo apocalíptico vende, desde la Edad Media hasta nuestros días, más aún en tiempos convulsos como los actuales, impredecibles hace apenas seis meses, cuando llegaban noticias sesgadas de Wuham de una “rara gripe” muy contagiosa de la que tomamos conciencia con exasperante tardanza.

En todas las películas catastrofistas, los positivos asintomáticos detectan una curiosa coincidencia: los científicos alertan a tiempo de lo que está pasando o de lo terrible que se avecina, pero las autoridades no hacen caso. Y cuando se pretende actuar, ya es demasiado tarde. Que un grupo de reputados científicos haya vuelto a reclamar en “The Lancet” una evaluación independiente de la respuesta del Gobierno y de las comunidades autónomas a la crisis del covid-19 debería llevar a la reflexión a unos gobernantes que tuvieron la desfachatez de avalar su inacción apelando al dictamen de un comité de expertos que ni siquiera existía. Se trata de una de las mentiras más flagrantes de las deslizadas durante la pandemia por un Ejecutivo que ha desoído sistemáticamente las recomendaciones de la comunidad científica.

En España se vuelven a notificar un centenar de muertes por coronavirus a diario. Pronto podrían ser cuatro mil al mes, como en las peores semanas de mayo. Pero aquí los esfuerzos se emplean en sacar de la cárcel a los “empapelados” del “procés” y en vetar la presencia del Rey en Cataluña, ausente contra su voluntad en la entrega de despachos a los nuevos jueces.

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