Anda el país entre el difícil equilibrio de no caer de nuevo en una nueva etapa confinatoria de la pandemia y reconstruir todo lo que el dichoso covid ha destrozado en su contagioso afán. Y ante tanta necesidad patriota, los que mandan no están teniendo mejores ideas que poner en duda la monarquía parlamentaria de nuestro sistema democrático o sacarse de la manga los indultos para los encarcelados a causa del intento de sedición catalán. Los de abajo a remar y los de arriba, como siempre, a disputarse el timón.

Algo parecido está pasando en la tauromaquia, que como el resto de industrias culturales ha sufrido un varapalo tremendo en este 2020. Fíjense que, si nada lo remedia, será el primer año que nuestra plaza de toros no verá pisado su más que centenario ruedo en toda la temporada. Y en esta mar revuelta, la Fundación Toro de Lidia se ha empeñado en poner de acuerdo a todos los estamentos taurinos para programar una veintena de festejos ad hoc con el fin levantar un poco el ánimo y las arcas de todos los afectados: ganaderos, toreros, empresarios, subalternos, mozos de espadas y un largo etcétera de gentes que viven del toro y por el toro. Todos ellos han bajado sus honorarios y cedido sus derechos de imagen para que sean retransmitidos por el canal televisivo Toros, de Movistar. El sistema, festejos en poblaciones modestas con dos actuantes en mano a mano en 15 corridas de toros, 3 novilladas y 3 de rejones. Precisamente a caballo está la única presencia alicantina, Andy Cartagena, que actuará el domingo 8 de noviembre en Sanlúcar con toros del Capea junto a Sergio Galán. Más allá de la valoración de las combinaciones, desde luego que la iniciativa resulta muy loable en unos momentos de tanta duda.

Y José Mari Manzanares a buen seguro que no está anunciado debido a la repentina operación de espalda a la que se sometió de urgencia el pasado sábado. Mucho ya lleva arrastrando esa dolencia, y no es la primera vez que pasa por el quirófano el alicantino. El problema es que esta vez podría ser más serio el asunto, si uno hace caso a las palabras que el propio diestro ha realizado en diferentes ocasiones, la última en una entrevista tras indultar a Palangrero, de Jandilla, en su actuación el pasado 28 de agosto en Mérida, donde se volvió a resentir de la zona lumbar. «La solución sería poner unas placas y unos tornillos, con lo que se solucionarían los dolores, pero me impedirían torear», decía en esa tarde Manzanares. Aunque nada oficial se ha dicho, muchos temen que la operación de reconstrucción de esas maltrechas lumbares de hace una semana se haya acercado mucho a lo anunciado por el propio torero. Ojalá la ciencia vuelva a obrar el milagro y, además de mejorar su calidad de vida, igualmente le permita (nos permita) seguir disfrutando de su profesión.

También con la llegada de agosto se reconstruyó un poco la Escuela Taurina de Alicante. A la fenomenal labor al frente llevada a cabo por Arturo Blau Espadas en los últimos años le toma el relevo Francisco José Palazón, nombrado director por la concejala responsable, Mari Carmen de España. Una nueva andadura en compleja tesitura en todos los frentes. ¡Que Dios reparta suerte!