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Fernando Ull

Estafa democrática

Mariano Rajoy conversa con Dolores de Cospedal en una imagen de archivo

Por mucho que se empeñen el Partido Popular y sus medios de comunicación afines en afirmar lo contrario, la reciente decisión del Tribunal Supremo confirmando la sentencia de la Audiencia Nacional del caso Gürtel constituye un varapalo imposible de justificar ni esconder. El tribunal de casación no sólo da por buenas de manera unánime las condenas de la Audiencia Nacional si no que acredita la existencia de la caja B del Partido Popular por cuanto condena a Luis Bárcenas, entre otros varios delitos, por haberse apropiado de dinero de, precisamente, esa caja de dinero negro. Con esta sentencia varios de los acusados van a tener que hacer frente a condenas muy altas con cumplimiento efectivo cercano a los 18 años de cárcel.

Las declaraciones de José Luís Martínez Almeida, recién elegido portavoz nacional del Partido Popular, a los pocos minutos de hacerse pública la sentencia del Supremo, o mejor dicho, poco después de que se hiciera pública una nota de prensa de los servicios de comunicación del Tribunal Supremo que resumía de manera muy breve y en líneas generales la sentencia de más de 1.800 folios para poder facilitar el trabajo de los periodistas, afirmando que con esta sentencia poco menos que el Partido Popular había salido absuelto de cualquier clase de delito que se pudiera relacionar a este partido con la trama Gürtel, supusieron un gran bochorno jurídico si tenemos en cuenta que Martínez Almeida es abogado del Estado, y por tanto, se le presume un cierto conocimiento del derecho así como la capacidad de leer sentencias de los tribunales y de entenderlas.

Confirma el Tribunal Supremo las conclusiones de la sentencia de la Audiencia Nacional no corrigiendo en casi nada lo expresado por este tribunal. Podemos recordar que la Audiencia Nacional no sólo acreditó la existencia de la caja B del Partido Popular, caja B que está siendo objeto de otro proceso judicial, si no que dejó establecido que los dirigentes del PP que testificaron en aquel macro juicio mintieron cuando afirmaron acerca de su inexistencia como así hizo el ex presidente Mariano Rajoy y otros dirigentes del Partido Popular como Pío García Escudero. Repito, lo dijo la Audiencia Nacional. La tergiversación del fallo del Supremo expresada por el portavoz nacional y algunos dirigentes populares inventándose una nueva sentencia del Supremo, como si este hubiese modificado en su totalidad lo dicho por la Audiencia Nacional, hay que enmarcarla de ese pésimo hábito antidemocrático que tiene la derecha española por el cual la justicia habla claro cuando les conviene y cuando no lo hace se le cambia por completo de sentido y significado para adaptarla al discurso que convenga.

A ello hay que añadir el hilarante comunicado de Mariano Rajoy de ayer, en la tónica de su partido, en el que, a pesar de entrecomillar un párrafo de la sentencia del Tribunal Supremo, se reiteraba en la negación de los hechos. Para Rajoy que el Supremo establezca “no puede afirmarse la autoría del Partido Popular como autor de delitos de corrupción y prevaricación irregular al no solicitarse su condena en tal sentido” significa que el Partido Popular no tuvo nada que ver con el caso Gürtel. También Rajoy, como Martínez Almeida, no ha sabido interpretar el sentido literal de según qué frases. El Tribunal Supremo ha querido decir con esta frase que en este procedimiento no se solicitaba la condena del Partido Popular por estos delitos al estar siendo investigados y en su momento juzgados en otra pieza separada. A Mariano Rajoy le pasa lo que a mí, que al ser tantas las piezas separadas que están siendo investigadas por otros tantos juzgados se pierde en la maraña jurídica de procesos de lo que es objeto su partido confundiendo unos juicios con otros.

Dejando al margen todas las causas que quedan pendientes de ser juzgadas que giran alrededor de la corrupción del PP, la principal consecuencia que se obtiene de esta nueva negación de los hechos de los populares es que siguen teniendo pendiente asumir y digerir su pasado. Difícilmente podrá Pablo Casado convencer a los españoles de que el Partido Popular ha dejado atrás décadas de corrupción si cuando se hace pública una sentencia judicial condenando a sus dirigentes se niegan los hechos o se dice que esas personas ya no pertenecen al PP.

En cualquier caso, los populares se han inventado un nuevo argumento para tachar de ilegítimo al actual Gobierno y que recoge Mariano Rajoy en su comunicado. Argumenta el PP que puesto que el Tribunal Supremo elimina toda la responsabilidad del Partido Popular en el caso Gürtel y ya que la sentencia de la Audiencia Nacional ha sido revocada en su totalidad en lo que respecta a su partido, la moción de censura por la que Pedro Sánchez obtuvo la mayoría de la confianza del Congreso de los Diputados tuvo una base espuria y por tanto se trata de un Gobierno fraudulento. No sé si reírme o llorar.

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