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Natxo Bellido Suay

Oportunidades y ciudad dual

Una imagen panorámica de Alicante Áxel Álvarez

El otro día hablaba con una persona destacada en el ámbito profesional de la ciudad de Alicante y me volvía a insistir en las oportunidades que se abrían para nuestra ciudad en estos momentos y que debemos ser capaces de aprovechar.

La trilogía compuesta por nuestra climatología y tamaño de ciudad, tener un aeropuerto internacional y la ventana que se está abriendo a la innovación resultan un buen reclamo para las empresas que en estos momentos están huyendo de las grandes ciudades. Buscan enclaves urbanos como Alicante para situarse o abrir delegaciones. Y ahí están las condiciones que posibilitan las oportunidades.

Y si bien hay sombras sobre estos tres elementos: como la falta de conexión ferroviaria con el aeropuerto; la descoordinación institucional en hacer emerger la capitalidad de Alicante como foco de la economía digital; o la falta de atractivos como ciudad de turismo de negocios que necesita más oferta cultural, infraestructuras congresuales adecuadas a nuestro tamaño y ser una ciudad más verde, sostenible y amable. Pero, la oportunidad está ahí.

Son muchas las voces en la ciudad que insisten en que hay empresas interesadas en que sus trabajadores vengan a Alicante, hagan aquí sus vidas, busquen casa y colegios para sus familias y se conviertan en poco tiempo en nuevos alicantinos y alicantinas. Sin duda una ocasión para nuestro progreso, generar empleo de mayor calidad y enriquecernos en sentido amplio como sociedad.

Pero cuidado, más allá de que estas oportunidades necesitan apoyos e impulso institucional, algo complicado con un alcalde escondido y despreocupado de los grandes retos de futuro de la ciudad, el Bipartito de Barcala tampoco puede ser ajeno a la necesidad de tomar medidas desde la política y las instituciones para que estas oportunidades sean reales para toda la ciudad.

La ciudad dual, como hemos repetido tantas veces, se ha erigido como un factor clave de nuestra identidad como ciudad. La dualidad conforma un retrato de desigualdades, declive de los barrios y los comercios en la ciudad consolidada, crecimiento urbanístico irracional y desequilibrado. En suma, una ciudad muy dualizada, que puede agravar sus contradicciones y desigualdades en su modelo sino introducimos equilibrios urbanísticos y socioeconómicos para que las oportunidades no acaben expulsando a muchas familias de sus casas, sus entornos y en definitiva de su ciudad.

Esa es la clave sobre la que deberíamos reflexionar en la política alicantina, más allá de la actualidad del día a día. Hacia esto debemos dirigir el debate público, junto con la protección de la salud y las respuestas que hay que dar a la actual crisis. Hay que aprovechar estas oportunidades, pero no pueden desarrollarse contra la ciudad, contra la mayoría de alicantinos y alicantinas que pueden ver como el éxito de esta estrategia incide todavía más en el modelo de NoCiudad. Debemos actuar sobre un entorno donde se asienta una nueva burbuja inmobiliaria, ahora a través del aumento de los alquileres, la proliferación desregulada de los apartamentos turísticos y la gentrificación de muchos barrios.

Debemos actuar en la vivienda de la ciudad, la regeneración de los barrios y la protección de los sectores más vulnerables. Tenemos un grave problema de vivienda precaria en el norte de Alicante que se va extendiendo a otros barrios. No podemos esconder bajo nuestra postal marítima las colas del hambre que ha visibilizado y agravado la pandemia y no podemos pensar que la nueva economía lo resuelve todo mientras se suceden los cierres de comercios y negocios

Hay que aprovechar las oportunidades del futuro. Y reforzar nuestra identidad de ciudad erigiéndonos como referencia en temas como la innovación, la economía digital y los sectores económicos que se mueven en este ámbito. Eso está bien y puede proporcionar más y mejor empleo y de mayor fortaleza y dinamismo a nuestra economía. Pero frente a esto la ciudad debe estar mejor preparada, y debe generar seguridad e inclusión a su ciudadanía.

Y sobre el debate ante estas posibles oportunidades y sus efectos en la ciudad, el Ayuntamiento no puede quedar al margen ni ausente en los debates, y eso se nos antoja complicado con el actual bipartito de derechas. Lamentablemente no están en estas cosas, tampoco Barcala, más pendiente de su carrera en el PP que de liderar la ciudad; y el liderazgo institucional es básico para afrontar estos retos. Sea como sea, la inacción del Bipartito no nos exime a los demás, así lo creemos en Compromís, de no debatir y actuar sobre las oportunidades y amenazas que se ciernen sobre el presente y futuro de nuestra ciudad.

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