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Marc Llorente

Culebrón judicial del PP

Luis Bárcenas.

Hay gente que intenta vender algo como si fuese un éxito cuando en realidad es la constatación de un fracaso y de unos hechos totalmente punibles. Saben que tener caradura funciona en ciertos sectores de la población al echar balones fuera del campo y señalar, con el dedo del cinismo, las «mentiras» ajenas. Los populares son expertos en estas lides, presentándose como pobres víctimas de conspiraciones contra su honestidad. No importan las pruebas, las investigaciones o la reciente sentencia del Tribunal Supremo sobre la primera época del «caso Gürtel», en lo concerniente a la financiación ilegal del PP durante dos décadas. No es ninguna suposición. Confirmado está.

No solo eso, sino que la Audiencia Nacional confirmó hace dos años la existencia de una caja B del partido, si bien este asunto es parte de otro procedimiento, el de los «papeles de Bárcenas», cuyo juicio arrancará en febrero de 2021. El culebrón judicial de la formación conservadora va a seguir en danza, entre otras cosas por la Operación Kitchen, que incrimina al Ministerio del Interior, durante el primer Gobierno de Rajoy, y a quien fue su titular, el superintendente Jorge Fernández Díaz. Un asunto de historieta tragicómica que buscaba diluir la investigación sobre la contabilidad paralela. Los audios del comisario Villarejo y la documentación incautada cantan totalmente.

La mano, derecha, por supuesto, que tuvo el señor ministro, Francisco Martínez, parece proclive a tirar de la manta y puede dejar a más de uno con el trasero al aire si no lo está ya, sea el expresidente Rajoy, la exvicepresidenta Sáenz de Santamaría o Dolores de Cospedal. El supuesto espionaje al extesorero Luis Bárcenas pretendía recuperar pruebas comprometedoras. Y el uso del Centro Nacional de Inteligencia con fines particulares. Así que Casado, en un nuevo ejercicio de falsa regeneración, promete dureza ante cualquier dirigente o exdirigente de su grupo, que ha tratado siempre de desviar la atención de la ciudadanía, tapando sus vergüenzas en materia de corrupción y culpabilizando al vecino de sus desgracias.

El Partido Popular compite permanentemente con la ultraderecha de Vox, y son los dos mosqueteros principales de la torpe defensa en diferido del rey. Es de suponer que le harán caso, ya que Felipe VI pide a todos «un gran esfuerzo nacional de entendimiento y de concordia» en el ámbito de la difícil situación que se vive en España. Naturalmente, no lo harán. Porque dominan la ridiculez, la hipocresía, el elitismo y la zafia oposición y no saben actuar de otro modo.

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