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Fernando Marcos

Impresiones

Fernando Marcos

La historia se repite

La mendicidad con mascotas podría permitirse en Alicante

No hay mejor ejemplo del desinterés de Barcala por la ciudad que gobierna que la nueva ordenanza de Mendicidad y Prostitución que pretende aprobar. Han pasado muchos años desde que su partido perpetró algo similar, pero, como todos sabemos, Barcala sigue anclado en el pasado. Sin iniciativas, sin ideas y, sobre todo, sin la mínima sensibilidad social. 

Recuerdo, durante mi etapa como concejal de Seguridad, aquella mañana en la que un agente de la Policía Local de Alicante me paró en la calle y me dijo: «Fernando, no puedo levantar a una mujer que está pidiendo en la puerta del súper, requisarle los 7 euros que ha conseguido mendigando y ponerle una sanción que no sabemos dónde enviar y que no va a poder pagar. ¿No te parece lamentable?».

Ese fue uno de los muchos ejemplos que nos daba la razón para iniciar la derogación de aquella infame ordenanza llamada Contra la Mendicidad y la Prostitución aprobada por el gobierno del Partido Popular de la mano de Sonia Castedo, y que el gobierno de izquierdas liderado por el PSOE eliminó de las normas de nuestra ciudad devolviendo un poquito de dignidad a Alicante. Más allá de ideologías políticas cuesta entender como una ordenanza de este calado parte de la Concejalía de Seguridad Ciudadana y no de la de Acción Social. No es un problema de seguridad, es un problema social y el Ayuntamiento, como institución más cercana al ciudadano tiene la obligación de corregir esta situación. No es bonito ver a una persona pidiendo en la calle, suplicando comida en un supermercado, ejerciendo la prostitución… no, no es bonito. Pero no se trata de un problema de estética, la solución no es ocultar la desigualdad o la miseria, la solución no puede ser obligar a la policía a multar a estas personas. Vaya papelón para la Policía Local… para esos hombres y mujeres que, en muchos casos, son los primeros que han terminado ayudando a personas como una madre que no podía comprar pañales para su hijo.

Lo más penoso de la postura de nuestro Ayuntamiento era la excusa que utilizan para alojar esta ordenanza en Seguridad: luchar contra las mafias que esclavizan a mendigos y contra la trata de blancas. Señores del PP, estos son delitos tipificados en el código penal y que ya son perseguidos por las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. No es necesaria una ordenanza para ello, sino actuar contra esta lacra y sus responsables y no contra las víctimas. ¿Alguna vez ha convocado nuestro alcalde la Junta Local de Seguridad de la que es copresidente junto a la Subdelegación del Gobierno para tratar este grave asunto? Yo sí me reuní con el anterior subdelegado, por cierto, del Partido Popular, para hablar de ello. Y resulta que ya estaban trabajando en ello. Y nuestra Policía Local también.

Lo más triste de todo es que esta reflexión debería quedarse en el pasado, pero vuelve a estar de actualidad porque el bipartito de derechas, con el apoyo de la extrema derecha, utiliza las mismas justificaciones, eso sí, ahora disfrazadas de Ordenanza de Convivencia Cívica, en la que mezcla estas «infracciones» con el comportamiento pacífico en la vía pública, o como afirma nuestro alcalde, «ir semidesnudos por la calle». Y es que lo llevan en su ADN, castigan a los colectivos más vulnerables con la excusa de «dar protección social a las personas necesitadas a través de la intervención de los servicios sociales». Como me gritó una militante de un partido de extrema derecha, formación que no nombraré por higiene política, «es que ya está bien, no tienen que estar molestando en la puerta del supermercado, tienen que estar en la puerta de la iglesia como toda la vida. Yo tengo tres pobres a los que todos los domingos les doy 5 euros. Como Dios manda».

Ahora seguro que saldrán los voceros de la derecha diciendo que nosotros no lo hicimos bien. Pues miren ustedes, en la situación de bancarrota a la que llevó el Partido Popular a esta ciudad con que nos encontramos a nuestra llegada al ayuntamiento, el gobierno progresista con el PSOE a la cabeza hizo un esfuerzo sobrehumano para poder llevar adelante políticas sociales y tomar todas las medidas posibles para dar solución a estas situaciones, que por supuesto se producían. Pero es que este gobierno de derechas, con las arcas saneadas por el anterior gobierno municipal progresista, no es capaz de gestionar. Y de verdad que me gustaría que no fuera así, porque lo importante no debería ser el color de los gobiernos, sino el bienestar de las ciudadanas y ciudadanos de Alicante.

El alcalde debe cumplir con su obligación y, de una vez por todas, terminar con la parálisis que azota a nuestra ciudad. El Ayuntamiento debe contribuir a mejorar la vida de las personas y, de momento, ha demostrado que no es capaz de hacerlo. Ha sido incapaz de gestionar la situación de pobreza agravada por la pandemia que sufrimos, en nuestros barrios, sobre todo, y más sangrantemente, en la Zona Norte. No contento con ello ahora ha decidido que sea la policía local la encargada de perseguir a los más vulnerables a los que niega la protección de los servicios sociales.

Señor Barcala, afronte el problema de una vez y no recurra a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para esconder la inoperancia de su gobierno municipal. Solucione los problemas, no se limite a esconderlos. La situación actual exige gobernantes con altura de miras que pongan a las personas en el centro de sus políticas. Ahora más que nunca la Concejalía de Acción Social debe ser un pilar, y si no es capaz entenderlo, déjelo ya. Si no tiene la capacidad, la sensibilidad y el interés suficiente para tratar dignamente a todos las personas de Alicante, váyase.

Por supuesto que esto es sólo mi humilde opinión.

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