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Juan Carlos Padilla Estrada

Eso que se llama viral

Pues hoy vamos a repasar lo que ha representado los tiempos modernos y sus avances en tal asunto: Sí, amigos: Ciertos avances han supuesto el auténtico paraíso de los memos

La semana pasada hablamos de la estupidez, perdón, quería decir de la característica por la cual los humanos creemos o hacemos tontadas, simplezas o boberías varias; no vaya a ser que los seguidores de lo políticamente correcto me lapiden, con sus piedras virtuales, eso sí.

Decía que hablábamos de la simpleza elevada a la enésima potencia. Pues hoy vamos a repasar lo que ha representado los tiempos modernos y sus avances en tal asunto: Sí, amigos: Ciertos avances han supuesto el auténtico paraíso de los memos. Y sí, me estoy refiriendo a las redes sociales, en adelante RRSS o, simplemente, esas cosas que transforman al planeta en un patio de vecindad.

Porque esas cosas han conseguido que algunos –no todos, desde luego- jóvenes cometan actos de imprudencia y que otros tantos adultos las usen como si fueran el oráculo de Delfos.

¿No me creen?

Lo estaba esperando. Vamos allá.

Challenges.

¿Qué no saben que es tal palabro?

Vamos a enseñar deleitando.

Se trata de “retos” o “desafíos”. Todo comenzó en 2014, con el Ice Bucket Challenge: se trataba de una campaña para concienciar sobre la Esclerosis Lateral Amiotrófica, y consistía en que una persona –más o menos conocida- se tiraba un cubo de hielo encima y después 'retaba' a varios amigos a que también lo hicieran, con el objetivo de concienciar acerca de la enfermedad.

Hasta ahí bien.

Pero después llegó lo surrealista: Apareció el fire challenge: rociarse con alcohol y prenderse fuego; el cinnamon challenge: tragarse una cucharada de canela en polvo; o el reto del hielo y la sal: poner estos dos elementos sobre la piel y presionar, lo que provoca una reacción química que reduce la temperatura del hielo hasta alcanzar los -17ºC.

¿Qué les parece? ¿Se trata de estupideces o son genialidades que se nos escapan al común de los mortales?

Esperen, que hay más: Hace unos meses se puso de moda entre los adolescentes el reto 'Rompe cráneo': consiste en tirar a alguien al suelo usando un jersey o una bufanda, se sujetan los pies de las víctimas y así se provoca que caigan de frente, golpeándose en la boca.

Este es un ejemplo infortunado del papanatismo imperante en ciertos ambientes. Pero hay más, mucho más. En esta pandemia hemos tenido una demostración de lo que es Desinformación, así con mayúsculas: bulos acerca del coronavirus que han hecho fortuna en muchas RRSS y en algunos medios de comunicación. Enjuagarse con solución salina, rociarse con alcohol, el virus que viaja por la red 5G. ¿Paparruchas? En abril se produjo un aumento de personas que compraron leche materna humana debido a la creencia de que ayudaría a prevenir la enfermedad, y en los USA más de cien personas fueron hospitalizadas por beber lejía y detergentes, siguiendo el consejo de su presidente, Mr. Facke Trump.

Y decenas de “consejos” que viajan por el éter internetiano, como blanquearse los dientes con agua oxigenada o carbón, inversiones de rentabilidad increíble o adelgazar diez kilos en una semana sin esfuerzo.

En cualquier cuento o fábula llega este momento: MORALEJA.

Y estas letras no van a ser menos, de modo que han de llevar incluida, necesariamente, una conclusión: EDUCACION. Si lográramos introducir en nuestros hijos el germen de la curiosidad y el placer por el conocimiento, la sensatez y el sentido crítico vendrían de su mano y evitaríamos, a ciencia cierta, que ninguno de ellos se pusiera hielo y sal en la piel para producirse necrosis cutáneas.

A los amigos de los libros eso les ocurre mucho menos. 

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