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Joan Antoni Oltra Soler

Las mejoras en el Palmeral tardan demasiado en llegar

Son conocidos los principales problemas que afectan al palmeral ilicitano: Un marco legislativo autonómico desfasado desde hace años; un PGOU que ignora que el palmeral fue declarado Patrimonio de la Humanidad hace 20 años; una plantilla municipal insuficiente en personal y en medios materiales; una falta de partidas presupuestarias adecuadas para garantizar su mejor cuidado; no disponibilidad suficiente de agua de calidad para asegurar un riego adecuado; falta de reconocimiento institucional para el oficio de palmerero y sus herramientas de trabajo; falta de renovación de ejemplares, presión urbanística; etc. Y, sobre todo, mayor voluntad política para dedicarla a proteger, para hoy y para el futuro, un patrimonio tan importante para Elx como lo es su Palmeral.

En junio de 2017, el conseller Vicent Marzà anunció una nueva Ley del Palmeral. Recordemos que la actual es de 1986, está ampliamente desfasada, ha constatado claramente sus insuficiencias y, sobre todo, no contempla el conjunto del Palmeral como un bien declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000, a efectos de su protección y promoción. El anuncio de su contenido levantó lógica expectación, ya que hacía falta otra legislación que lo protegiera mejor. Aunque resultó llamativa la inexistente participación previa de los colectivos interesados en el tema, aún extrañó más que, junto a medidas positivas, aparecieran otras que no sólo no protegían adecuadamente al palmeral sino que, al contrario, podían suponer legalizar actuaciones muy perniciosas al mismo. Ante las denuncias de diversos colectivos, especialmente Volem Palmerar entre otros, la Consellería se comprometió a mejorar la norma, cosa que hizo aunque de forma insuficiente y dejando aún diversos cabos sueltos que pueden resultar perjudiciales, como así tuvieron que volver a denunciar los colectivos en defensa del palmeral.

En enero de este año se anunció que esta Ley sería la primera que se aprobaría en Les Corts Valencianes. La pandemia lo ha trastocado todo, pero otras normas sí han sido aprobadas y ésta no. A principios de agosto, por fin, se anunció que el Consell aprobaba el proyecto de ley, aunque se ignora su contenido final, y que se esperaba tenerlo en vigor antes del final de 2020. No se han vuelto a tener noticias del mismo y con el calendario legislativo que queda, parece difícil que pueda ser aprobada en lo que queda de año. Es difícilmente justificable que nos acerquemos a los cuatro años de retraso desde que lo anunció el Conseller, y siendo conscientes de la urgencia de su aprobación ante determinadas actuaciones anunciadas en, entre otros, la finca del Arsenal, Hiladora, Hort de Nal, etc... o cesiones de casas en huertos a entidades que no tienen que ver con el palmeral hechas por el equipo de gobierno PSOE-Compromís, o las previsiones que se hacen sobre Candalix desde el PP.

Tampoco desde el Ayuntamiento se le presta la atención necesaria al Palmeral. Y, de forma especial, es llamativo que 20 años después de su declaración como Patrimonio de la Humanidad, el PGOU vigente ignore, a efectos de garantizar su mejor protección, las medidas urbanísticas necesarias para que dicha calificación sea respetada y resaltada en la normativa municipal. Debe ser un poco contradictorio pedir más protección a Valencia, cuando aquí no se hacen todos los deberes que tocaría con respecto al palmeral siendo los primeros interesados y responsables.

También vuelve a ser noticia la situación del Instituto Tecnológico de la Palmera. Debía ser el Centro que permitiera producir palmeras «in vitro» de calidad y que pudiera sustituir a la Estación Phoenix, que se cargó el PP, para contribuir a la mejora y renovación del palmeral. Adjudicada su gestión, en un extraño proceso, a una determinada empresa en 2017, es llamativo que aún no se haya puesto en marcha por razones difíciles de explicar y que el Ayuntamiento, en vez de proceder a incoar expediente de rescate de la concesión, se dedique a permitir dilatar su puesta en marcha. La semana pasada anunciaba que se le daba un nuevo plazo a la empresa para que estuviera en marcha, nada menos que en junio de 2021, cuatro años después de la adjudicación. Así no se las ponían ni a Fernando VII. Algo tendrá la cosa.

El palmeral necesita que los diferentes anuncios y promesas se concreten en realidades. Todo lo referente con él lleva demasiado retraso y no siempre justificado.

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