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Toni Francés

Cuatro años sin fondo de cooperación de la Diputación

Un pleno de la Diputación de Alicante del pasado mes de enero

Mientras leen este artículo, los ayuntamientos de la provincia de Valencia están gestionando esta crisis social y económica provocada por la pandemia con 60 millones de euros puestos a disposición este año como Fondo de Cooperación Municipal por parte de la Diputación de Valencia. 60 millones de libre disposición para que los pueblos decidan dónde invertirlos, dónde hacen más falta.

¿Saben cuánto hemos recibido los alicantinos por este tipo de fondos desde la Diputación de Alicante gobernada por el Partido Popular y Ciudadanos desde 2017? Ni un euro.

En septiembre de 2016, el President de la Generalitat Valenciana anunciaba, en lo que era el primer debate de política general en Les Corts desde su llegada a la presidencia del Consell, que, por primera vez, los Presupuestos de la Generalitat tendrían una dotación del Fondo Autonómico de Cooperación Municipal. Servirían para financiar servicios, infraestructuras y equipamientos básicos de los municipios, y a los que la Diputaciones se podían sumar de manera voluntaria.

Como pueden imaginar, esta noticia obtuvo una excelente acogida por parte de todos los ayuntamientos; su aplicación supondría una inyección económica importante. Si beneficioso era lo cuantitativo, mucho más nos lo parecía en lo cualitativo, ya que se nos trasladaba en un formato adaptado a nuestras necesidades, y por qué no decirlo, a las estrecheces de los ayuntamientos. A los ayuntamientos se le permitía el libre uso de dichos recursos en virtud de las necesidades de los municipios, sin corsés ni condicionantes. Eran, y lo siguen siendo -aunque parece que por muy poco tiempo gracias al actual Gobierno de España- tiempos de sometimiento financiero a los consistorios por la conocida como “Ley Montoro”, Ley de Estabilidad Presupuestaria vigente desde el 2012 bajo la presidencia de Mariano Rajoy.

Pero no todo el mundo pareció contento. Desde el minuto cero, el PP y en concreto, el presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, se despachó con unas críticas que no vaticinaban nada bueno. Y nada bueno fue desde entonces.

Hemos pasado ya cuatro presupuestos de la Diputación y, en paralelo, un buen número de excusas del PP y Ciudadanos cuyo objetivo fue dejar a la Generalitat sola a la hora de dotar de este fondo a los municipios de la provincia de Alicante. Su negativa a participar ha sido constante. En los pretextos para tal fin han sido más innovadores. Se excusaron en problemas técnico-legales, pasando por los presupuestarios, el modo de reparto y hasta, no se lo creerán, el nombre puesto al Fondo. Las últimas, y más recurrentes, han tenido que ver con las conocidas como “competencias impropias” y sobre si se beneficia más o menos a los municipios pequeños.

Sobre estas dos últimas cuestione permítanme que les explique algo. En efecto, la Diputación de Alicante asume competencias que son de otras administraciones, como así las asumen los ayuntamientos y, por supuesto, el resto de diputaciones de la Comunitat, lo que no les impide participar en el fondo. Pero ¿qué partido cimentó las competencias impropias en la Diputación de Alicante? Acertaron: el Partido Popular y por partida doble, en la institución provincial y en la institución autonómica. Años y años de silencio que se convirtieron en exigencias ineludibles cuando en la Generalitat comenzó a gobernar la izquierda.

Pero más grave es la insistencia tanto de PP como de Ciudadanos en su protesta de que el Fondo de Cooperación Municipal no es beneficioso para los pequeños municipios. Entonces ¿qué es más beneficioso? ¿no participar y que no reciban nada como fondo? ¿Es más beneficioso no recibir 55 millones de euros en cuatro años?

Y, por otro lado, si no les parecía bien el sistema de reparto ¿por qué no lo cambiaron? Sí, sepan que los decretos del Fondo de Cooperación de la Generalitat permitían a las Diputaciones integrarse con un sistema de distribución propio. Pero para eso tenían que participar en el Fondo, y nunca lo han hecho. Así que, dudo mucho, que cuando critican los criterios de reparto lo hagan por ignorancia, al contrario, mucho nos tememos que lo hacen por mala fe.

Ya lo dijo recientemente mi compañera Irene Navarro, diputada y alcaldesa de Petrer: tras cuatro años “el contador del Fondo de Cooperación de la Diputación de Alicante sigue a cero y el de la Generalitat está en 55 millones”. El de la Diputación de Valencia está en 120 millones. Han leído bien, 120.000.000 de euros. Por eso hemos pedido a Carlos Mazón, presidente de la Diputación de Alicante, que no se compare con la Generalitat Valenciana, que se compare con las diputaciones de Valencia y Castellón, que ambas participan en el Fondo.

Este año, fuimos los socialistas en la Diputación de Alicante quienes primero levantamos la mano solicitando la adaptación del presupuesto provincial a las nuevas circunstancias. Fruto de ello salieron importantes partidas para el ámbito social, y ayudas económicas a autónomos y pymes tras una propuesta nuestra. Conseguimos consenso y unidad de acción, algo por lo que ahora abogamos también en torno al Fondo de Cooperación.

Ahora, ante la presión de los ayuntamientos, de los grupos de la oposición en la Diputación, la tozudez de los datos y el anteproyecto para formalizar en Ley el Fondo de Cooperación, Carlos Mazón plantea una mezcla entre inversiones financieramente sostenibles y un fondo COVID que cubriría ciertos gastos de los ayuntamientos con cargo a los remanentes de tesorería. Nada nuevo, teniendo en cuenta que estas inversiones también las ponen en marcha las diputaciones de Valencia y Castellón, con la diferencia de que, al contrario de la de Alicante, además participan en el Fondo de Cooperación.

Después de cuatro años perdidos y 55 millones que no han llegado de la Diputación a los municipios de la provincia, es momento de recuperar el sentido común. El equipo de gobierno que preside la Diputación de Alicante es consciente de nuestro sentido de la responsabilidad; nos van a tener al lado si de verdad dirigen sus esfuerzos a aquello que más necesitan los ayuntamientos: liquidez, autonomía y estabilidad en los ingresos.

Es hora de que, de una vez por todas, abran las puertas a dotar de fondos incondicionados a los ayuntamientos sumándose al Fondo de Cooperación Municipal. Hablen, dialoguen, escuchen a los alcaldes y alcaldesas, y ayuden de verdad a los ciudadanos y ciudadanas.  

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