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Juan José Millas

Extraterrestres

Cvirus.- El riesgo de Covid-19 por aerosoles en procedimientos médicos es significativamente menor de lo que se pensaba

Si lo hemos entendido bien, al respirar, al toser o, simplemente, al hablar, expulsamos unas gotas de saliva diminutas, aunque más pesadas que el aire, que caen al suelo tras metro y medio o dos de navegación aérea. De la ahí la distancia que, en tiempos de pandemia, se nos aconseja mantener respecto de nuestros interlocutores. Ahora bien, junto a estas partículas afectadas por la fuerza de la gravedad, emitimos otras incomparablemente más pequeñas que, lejos de precipitarse, permanecen en el aire yendo de acá para allá expuestas a la más leve brisa. Su nombre técnico es aerosol y actúan como platillos volantes a bordo de los cuales, entre otros posibles huéspedes, viaja la covid-19. Verdaderamente, es cierto que “hay otros mundos, pero están en este” (Paul Éluard, creo).

Si ahora mismo tosiera en el vagón de metro en que el que me dirijo al centro de la ciudad, y pese a la mascarilla quirúrgica, lanzaría al aire miles o millones de estas naves extraterrestres que salen disparadas de mis pulmones con una carga quizá mortal a bordo. Todo está lleno de aerosoles puesto que todos respiramos, todos tosemos, todos hablamos o gritamos o aullamos. Y no solo aerosoles nuestros (quiero decir humanos), sino también aerosoles o naves extraterrestres de perros y de gatos y de gorriones o mirlos y demás animales con los que compartimos el espacio. El aerosol es el plancton de la atmosfera. Aspiras una bocanada de aire y entran en tus vías respiratorias partículas infinitesimales de saliva de alguien que pasó por allí hace dos horas, quizá hace cinco días. En el interior de esas partículas se desplazan pedazos microscópicos de ADN ajeno, que tal vez acaban fundiéndose con el propio, además de bacterias o virus inofensivos o letales, depende del carácter que tengan.

No hace falta, en fin, que nadie estornude ahora en el vagón del metro o en la carnicería en la que hacemos cola para adquirir una morcilla de Burgos: basta con que alguien lo haya hecho hace un año. Puestos a fantasear, tampoco sería raro que en el aire flotaran todavía restos de saliva de nuestros antepasados con sus extraterrestres dentro. ¿Y si parte del agua hallada en la Luna estuviera formada por saliva nuestra, es decir, por saliva extraterrestre?

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