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Amparo Navarro Faure

Elecciones en la Universidad de Alicante

Elecciones en la Universidad de Alicante

En los últimos meses hemos asistido a una crisis sanitaria sin precedentes que ha puesto a prueba a toda la sociedad y, por lo tanto, también a las Universidades. La docencia presencial y en línea, la docencia dual, la investigación al servicio de la lucha contra la pandemia, el teletrabajo, el voluntariado y los principios de solidaridad y unidad, han inundado nuestras vidas y nuestro trabajo. Nos sentimos muy orgullosos de nuestra Universidad y de su respuesta frente a la crisis. Pero de esta situación hemos aprendido muchas cosas. Nadie estaba preparado para ello. 

Uno de los efectos colaterales de aquella crisis fue la anulación de las elecciones al rectorado de la Universidad de Alicante inicialmente previstas para el 7 de mayo. Seis meses después se ha iniciado un nuevo proceso electoral que concluirá en una jornada de votación el día 3 de diciembre, con la posibilidad de voto anticipado desde el día 12 de noviembre hasta el 1 de diciembre. Probablemente será un proceso electoral marcado también por la pandemia, en el que la utilización de los medios telemáticos y en general los medios de comunicación, serán claves para dar a conocer los proyectos de los candidatos y animar a la participación de todos.

El próximo 11 de diciembre los candidatos podremos presentar nuestro programa y quiero invitar a toda la sociedad alicantina, más allá de la comunidad universitaria, que es la que tiene derecho al voto, a que participe de este proceso. Las elecciones deben ser un ejemplo de transparencia y de participación, un gran debate sobre la Universidad que queremos. Una oportunidad para abrir una nueva etapa. En estos meses de confinamiento, incertidumbre y preocupación, he analizado el proyecto original del mes de mayo con otra mirada, con la de tener todos los instrumentos docentes, de gestión y de investigación preparados para situaciones como la que hemos vivido. Me gustaría también poder dar respuesta al reto de las consecuencias sociales y económicas que esta crisis tendrá en los próximos años y que puedan afectar a nuestra Universidad. Nadie se puede quedar atrás.

Cuando decidí presentarme a las elecciones al Rectorado de la Universidad de Alicante la vez pasada, lo hice tras responder a dos preguntas esenciales: por qué quiero ser Rectora de la UA y para qué quiero hacerlo. La primera responde a un conjunto de motivaciones personales, que desde luego incluyen la ilusión de representar a la Institución en la que he desarrollado toda mi vida académica y profesional. Sin embargo, esa ilusión se sustenta en la trayectoria docente, investigadora y de gestión, que he llevado a cabo en todos estos años y que me permite tener el convencimiento de que puedo asumir ese gran reto con responsabilidad, compromiso y con un conocimiento profundo de la Universidad y de sus principales funciones. Pero un cargo académico no puede ser solo un honor. Si se obtiene la confianza de la comunidad universitaria es para representarla dignamente, dirigirla con profesionalidad y conseguir cumplir unos objetivos integrados en un proyecto sólido que haya sido expuesto previamente.

Es evidente que la UA en sus 40 años de existencia se ha consolidado como un importante Centro académico e investigador, por lo que el primer objetivo será garantizar todo lo logrado desde su creación. Asimismo, habrá que cumplir con los objetivos que se presenten en ese proyecto, pensados para cada uno de los colectivos (PDI, PAS y estudiantado) y para la Sociedad en su conjunto, que al final acabarán marcando las principales líneas de actuación de toda Universidad del siglo XXI. Las personas somos importantes, pero las instituciones perduran después de nosotros, por lo que debemos conseguir mejorarla para las generaciones siguientes. 

En la elaboración de ese proyecto hemos determinado entre todos cuáles son nuestras necesidades y después hemos elegido los medios más eficaces y eficientes para satisfacerlas. El proyecto es el resultado de mi propia experiencia y de la de los compañeros y colaboradores que me acompañan en la candidatura, pero también el producto de muchas sugerencias, reivindicaciones y conversaciones con personas de todos los colectivos, tanto aquellas que asumen cargos de representación, como aquellas que no ostentan ningún cargo pero que se han dirigido a nosotros o han aportado ideas desde nuestra página web, o a nuestros correos personales. A todas ellas les doy las gracias por dedicarnos su tiempo, por preocuparse por el interés general y por implicarse en un proyecto que, necesariamente, ha de ser colectivo.

Para llevar a cabo este proyecto me he rodeado de un equipo de mujeres y hombres, diversos respecto a los campos de conocimiento de los que proceden, con experiencia docente, de investigación y de gestión, y cuyo perfil profesional era el adecuado para cada unos de los objetivos. Primero he pensado en el perfil y luego en la persona. Nuestro equipo se caracteriza por su profesionalidad, solvencia académica y renovación generacional. Todos y todas tienen en común su compromiso académico e institucional. A todos ellos y a todas ellas mi más profundo agradecimiento por haberse embarcado en este reto.  

Para concluir, quiero también poner de manifiesto que se tratará de un proyecto abierto en sus objetivos y acciones. Una propuesta que debe ser debatida, consensuada y mejorada por todos vosotros y por todas vosotras. La Universidad es la primera, yo solo seré una candidata a vuestro servicio.

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