Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Juan Carlos Padilla Estrada

Las crónicas de Don Florentino

Juan Carlos Padilla Estrada

Los presupuestos

El Gobierno de Navarra llega a un acuerdo con EH Bildu para los Presupuestos de 2021

Queridos todos. Estar aquí arriba tiene la ventaja de que me permite asistir a intimidades que a vosotros se os ocultan. Ahí va un ejemplo:

─Vamos a ver, Pedro. No se trata de aprobar unos presupuestos. Se trata de algo mucho más importante. Hablamos de perpetuarnos en el poder, años... quizá décadas.

─Comprendo, comprendo Pablo. Pero Otegui…

─Mira, Pedro. La situación es inmejorable: La derecha más dividida que el ejército de Pancho Villa. Ciudadanos reducidos a la casi irrelevancia. El PP buscando donde encontrarse, con Casado dudando si ser halcón o paloma. Vox enchulecido y despechado por sus socio pepero. ¿No te das cuenta? Si conseguimos un bloque con nuestros socios nos quedamos en el machito años… o décadas.

─Lo comprendo. Pero pactar con Otegui es desdecirnos de lo que siempre aseguramos. Y estar sometidos al chantaje continuo de los Rufianes de turno, agotador.

─Pedro, en política las promesas se hacen para romperse, eso lo sabes tú bien. Porque las circunstancias cambian. Cuando te lo reproche la prensa canalla tú recuerda la llegada al poder de Rajoy: Del “vamos a bajar los impuestos” pasaron a subir el IRPF tres puntos.

─Ya… pero pactar con Otegui, y reconocerlo como a un “hombre de paz” y “gran político”…

─Eso es un precio menor, Pedro. Lo que hay que hacer entender a la gente de este país es que la permanencia de la izquierda en el poder exige ciertos sacrificios, y ese no es el mayor.

─A ti no te resulta difícil, porque ya te has encargado de lapidar cualquier contestación interna en Podemos.

─¡Mira quién fue a hablar! Te recuerdo, querido Pedro, que el PSOE que habéis construido entre Adrianita, el tito Ávalos y tú nada tiene que ver con lo que había solo hace tres años. Que tú dices que hace buen día, aunque estén cayendo 300 litros por metro cuadrado y los tuyos salen a la calle sin paraguas.

─Eso es disciplina de partido, Pablo. Ya nos encargamos de que así fuera.

─Eso lo conozco yo muy bien. Y pobre del que se mueva…

─Sí, jijijiji… espera a las siguientes autonómicas… verás esos baronzuelos que osan levantar la voz contra su am… quiero decir, que son críticos contra la gestión sensata y razonable del país.

─¿Ves como estamos de acuerdo en lo esencial?

─¿Lo esencial?

─Vamos a ver Pedrito, que a veces te aturullas. Hemos conseguido el poder por los pelos, de aquella manera. Hemos tenido que pactar con el diablo y su tía María la sorda. Nos hemos tenido que bajar los pantalones más veces que diputados existen. Hemos tenido que decir una cosa y la contraria en el mismo día. Hemos acercado presos etarras, nos hemos arrastrado en Cataluña, iniciado indultos, cambios legislativos para reducir la pena a golpis… digo a patriotas independentistas, eliminado el español de la faz de la Tierra y mil y una trope… digo negociaciones que jamás se conocerán con esta banda de mafio… digo con el “glorioso bloque de la investidura progresista que va a cambiar definitivamente a España”.

─Ya…

─Pero a cambio, querido Pedrete, a cambio estamos aquí. Tú disfrutando del Falcon, yo vistiendo con corbata y trajes elegantísimos, mi chorba pasándoselo teta con el tema de la igualdad, que no sabes la paliza que me daba cuando acababa en el supermercado tras ocho horas en la caja; tu mujer dirigiendo másteres por doquier… en fin, chico, que no cambio esto por el paraíso comunista, aunque pudiera dormir con la momia de Lenin cada noche.

─Ya, si no me quejo, Pablo. Si yo no había soñado jamás llegar a tener una tarjeta de visita que pusiera “presidente del Gobierno”. Y no te imaginas lo que mola pasearse en Bruselas entre Merkel y Macron, que los miro desde arriba y me digo. “¿Cuándo ibas a verte tú en estas, Pedrín?”. Pero la gente… el pueblo, que al final son los que votan, cada vez hay más que se mosquean.

─Lo sé, amigo mío. Es que el populacho es inculto y desagradecido. Pero te diré una cosa: El ochenta por ciento sigue a pies juntillas nuestras consignas, sean de los nuestros o de los fachorrones. Solo hay un veinte por cien, o menos, con un cierto sentido crítico, que se pregunta los por qués y los para qués. Bueno, pues a esos los despreciamos. Quedémonos con el 80%: “Ciudadanos, nosotros somos los únicos que podemos llevar a este país a cotas inimaginables de justicia, igualdad y prosperidad. Y si para eso hay que pactar con Bildus, Rufianes y otros especímenes similares, se pacta. Todo para que la izquierda redentora permanezca en el poder… veinte o treinta años”

─Si a mí me parece cojonudo, Pablo. Y en ningún sitio voy a estar más calentito. Pero no sé yo…

─Mira, para que te quedes más tranquilo, te voy a montar una comisión de control de noticias falsas con la que vamos a combatir a toda esa chusma que osa criticarnos. ¿Te parece bien, amiguete?

─Ay, Pablo… No sé qué haría yo sin ti. Desde luego, sin que vinieras a arroparme ¡ya no podría dormir por las noches!

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats