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Vicente Magro Servet

Las claves del rendimiento laboral

Rendimiento laboral.

En momentos de crisis como el que nos encontramos en la actualidad, todavía se valoran en mayor medida a aquellos profesionales que tienen la alta capacidad de asumir responsabilidades en sus distintas actividades laborales y ofrecer su mayor productividad en el desempeño de sus obligaciones. Son capaces de renunciar a horarios y a otras cuestiones para tomar y adoptar la máxima dedicación en lo que es su trabajo. Y estas personas son auténticos “mirlos blancos” que sus superiores saben perfectamente que tienen en sus organizaciones, porque son a los que encargan los temas de máxima confianza y responsabilidad, porque saben que no les fallarán y que se implicarán al máximo en el deber que les ha sido encomendado.

Desgraciadamente, estos profesionales no abundan mucho hoy en día, porque se anteponen más los derechos que las obligaciones. Por ello, en aquellos países y sociedades donde abundan más este tipo de personas, salir de esta crisis que ahora tenemos es más fácil, que en aquellos que carecen de estos profesionales, por cuanto son capaces de renunciar a sus derechos y afrontar las necesidades que existen, porque siempre son capaces de ofrecer alguna idea a sus jefes de cómo enfocar el trabajo y ser los mejores en esas “tormentas de ideas” que se hacen en las organizaciones para ver qué proyectos pueden hacerles ser mejores.

Es, precisamente, por ello, en los momentos difíciles cuando se necesita más de aquellos que pueden ofrecer un plus en la productividad y eficacia de su actividad dentro de su trabajo, ya sea en la Administración Pública, o en la empresa privada. Se trata de un perfil de profesional que tiene unas características propias y que los expertos en RRHH son capaces de detectar en una entrevista personal de trabajo con respecto a la alta disciplina que tienen en su actividad, así como la dedicación a la misma, sin importarles las horas que invierta en ello, o el tiempo de ocio personal que puedan perder por la mayor dedicación que exige la actividad de aquellos profesionales de los que se espera la máxima dedicación en estos momentos difíciles. Son estas situaciones en las que no se mira por las horas que se dedican a la actividad, sino porque son conscientes de que son necesarias sus aportaciones más que nunca. Como si se tratara de un estado de necesidad en donde los que más valen son los que en lugar de quejarse se dedican a aportar lo máximo posible para poder salir de la situación que se está atravesando.

Por otro lado, no se trata de llegar a convertir el trabajo en una obsesión, o en “vivir para trabajar”, como suelen expresar quienes no son partidarios de poner en práctica esa disciplina personal en favor y beneficio de su organización. El rendimiento laboral es, por ello, la clave del buen funcionamiento de las organizaciones y cuántos más existan con este perfil en las mismas, ello distinguirá a las que salen antes de los problemas que aquellas donde menos se apuesta por ese plus en el rendimiento.

Se trata, como objetivo, de entender y asumir debidamente que esta actitud es lo que permitirá que su lugar de trabajo optimice rendimientos y le permita mantener su puesto de trabajo a la larga. De todos modos, también suele decirse que desde otra perspectiva que no puede perderse de vista también suele asociarse el rendimiento laboral a cuestiones como la estrategia, la capacitación, la remuneración y el entorno. Pero para que sea posible ese rendimiento óptimo, también es preciso que la persona cuente con buenos conocimientos, que esté bien remunerada y que el lugar donde trabaja sea un contexto positivo y con medios que pueda utilizar para hacer efectivo ese rendimiento que quiere implementar al máximo. Si todo esto es así es probable que los que opten por dar un paso adelante alcancen un rendimiento laboral muy superior al que puede lograr un trabajador mal pagado, sin formación y que lo hace en un entorno negativo.

No se trata, pues, solo de exigir las organizaciones a los que trabajan milagros, sino saber elegir a los que cuenten con un perfil alto de disciplina y formación adecuados, mantenerlos y cuidarlos bien, darles altas responsabilidades, así como hacerles sentir importantes, y reconocerles cuando lo hacen bien, porque no hay nada más satisfactorio para los que “lo dan todo” que, al menos, se les diga que son buenos y que se les agradezca el trabajo bien hecho. Así, en esta situación hay un trabajo en dos direcciones: uno en “ponernos todos las pilas” y dar lo mejor de cada uno, y dos que se den instrucciones precisas de lo que se necesita de cada uno y abrirles a todos los ojos de lo importantes que somos todos en estos momentos tan difíciles.

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