Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Jose María Ruiz Olmos

La cíclica ordenanza de convivencia cívica

Un sintecho de Alicante.

Como en un “déjà vu” interminable, el Ayuntamiento de Alicante vuelve a “proponer/imponer” una ordenanza, dice, para articular la convivencia ciudadana. El primer motivo para volver a descartarla es que el movimiento social local ha manifestado su oposición radical a una norma pensada más como instrumento de represión que de fomento de la ciudadanía; en democracia, un rechazo cuantitativa y cualitativamente tan notable convierte esa norma en, como poco, inoportuna. El segundo motivo es que el texto de la ordenanza se parece muy poco a lo que el equipo de gobierno dice que es. Habla de medidas de reinserción y sólo propone sanciones, multas y represión. Más parece un pequeño código penal que facilitará el trabajo de poner y gestionar multas que una verdadera herramienta social

Hay un tercer motivo mucho más profundo que es el que voy a tratar de explicar:

Esta ordenanza de “convivencia cívica” que perpetra el ayuntamiento de Alicante es enormemente inútil. ¿La prueba?: que en los ayuntamientos en los que se han tomado medidas similares, las situaciones no han cambiado. Continúa la prostitución, las mafias de la pobreza, las pintadas,.... Además, considerar la pobreza y la prostitución como un problema de orden público es una monumental torpeza y tratarlas junto a otras situaciones que no tienen ni punto de comparación es, directamente, irresponsable. Los partidos en el gobierno municipal de Alicante dan circo a sus votantes aún a sabiendas de que son medidas completamente ineficaces, Barcala vuelve a ser el alcalde de unos pocos y no de toda la ciudad. El objetivo, por tanto, no es la “convivencia cívica” sino hacer caja con los votos de grupos de presión local.

Iremos por pasos. Recomiendo un vistazo a un artículo bastante clarificador publicado por la Universidad Autónoma de Barcelona y titulado “La reglamentación de la prostitución en los ayuntamientos: una técnica de ficticia seguridad ciudadana” (noviembre, 2018), un texto que recoge los resultados del proyecto: el desarrollo de los Derechos Fundamentales en las ordenanzas municipales: límites y vulneraciones de derechos desde la perspectiva de género. Casi ná. Que luego no digan que no avisamos.

Se trata de realizar un estudio profundo de la eficacia del uso de estas normas y lo que en realidad pretenden. La introducción no puede ser más clara: “Desde hace años estamos asistiendo a una expansión de las estrategias de criminalización que pasa por construir nuevos espacios jurídicos, que no son ya los tradicionales del derecho penal, para sostener la marginación y posterior criminalización de determinados colectivos. El fortalecimiento del derecho administrativo sancionador como instrumento de afectación de dichos derechos es uno de los elementos emergentes en las nuevas técnicas de control social”. No lo dice un rojo peligroso, es un texto científico.

Por no enrollarme, ni plagiar lo que ya está bien explicado en ese artículo, haré referencia tan sólo a un asunto más recogido en él. La ordenanza se autodenomina de “convivencia cívica”. El civismo se refiere al ejercicio de la convivencia por las personas, no se puede imponer desde los órganos de gobierno. “El civismo apela a la capacidad de relación y diálogo y no a una política de represión y estigmatización de determinadas conductas”. Hasta el título ha equivocado el gobierno local... salvo si de lo que se trata es de dar jabón a sus “grupos de cabildeo” (bonito término que recomienda usar la Fundéu en lugar de “lobby”). Utilizar las ordenanzas municipales como instrumento penal es torpe, usarlo, además, para “imponer” un modelo de convivencia es profundamente inútil. Es decir, el civismo apela la capacidad de relación y diálogo y no a una política de imposición de un determinado modelo de comportamiento. El alcalde debería recurrir al diálogo y al civismo para elaborar las ordenanzas.

La ordenanza, en Alicante, además, es un batiburrillo arbitrario que deja pasar un fuerte tufo a la rancia moral de la carcundia. Desde no llevar camiseta por la calle, el tarot, el ruido, niños jugando a la pelota, el alcohol, masajes, gorrillas, las cacas de los perros... y, por supuesto, la prostitución y la mendicidad. Todo cocinado junto como si fueran actividades comparables. Un “totum revolutum” como si no hubieran ya otras ordenanzas que permiten intervenir en la convivencia ciudadana. De hecho, en el marco de la ley mordaza, demasiadas leyes hay ya. Sólo aporta la concreción de medidas sancionadoras. Pero, por favor, no lo haga pasar por intervención social. Además, se está elaborando un Plan de Inclusión que contará con instrumentos participativos donde debatir y pactar la intervención social municipal. ¿Por qué no recurre a él? ¿Este es el caso que va a hacer al plan cuando esté terminado?

Esta norma está llena de huecos. La policía local retirará a, por ejemplo, a las personas que hacen venta ambulante, el género a la venta... Algo que ya hacen. Pero no arregla el que se haga un recibo de todo aquello que se retira a la persona para que, si recurre su sanción y le dan la razón, se le devuelva. Ni qué se va a hacer con lo retirado. Otra: Si Banksy viene a Alicante a hacer una pintada y no pide permiso... ¿de verdad que le va a caer una multa? Además, ¿pretenden que nos creamos que se va a aplicar esa norma igual en el centro de Alicante que en, por ejemplo, Colonia Requena?

En algunos momentos, la ordenanza contradice la acción municipal. Podemos leer que tenemos el deber de “respetar y mantener en todo caso el espacio público en condiciones adecuadas de convivencia” ¿en serio? El equipo de gobierno municipal ¿no tiene ese deber también? Alicante está muy sucia, con calles deterioradas, grietas, baches, edificios singulares en franco abandono, ¿se va a multar el ayuntamiento a sí mismo? Además, según el barrio que visites el respeto del equipo de gobierno al espacio público es muy desigual.

Al final, la ordenanza es selectiva con el incivismo. ¿por qué no hace referencia al incivismo de quien no paga impuestos, quien explota a trabajadores y trabajadoras, quien está en política para forrarse...?

Esta cuestión es demasiado importante para precipitarse, señor alcalde, sosiego y espere al Plan de Inclusión y lo hablamos.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats