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Antonio Balibrea

Las debilidades del dios Maradona

Maradona

Quizá fue “el más humano de los dioses” como dijo el uruguayo Eduardo Galeano. Era el dios del fútbol, o por lo menos la mano de dios en el fútbol, pero su influencia y trascendencia entre sus conciudadanos argentinos y también en Italia, en España, y en general en el mundo del fútbol de los cinco continentes le dio la fama mundial con la que ha fallecido varios lustros después de su jubilación deportiva.

Era el más humano porque son muchos los marginados que se identifican con él, porque nació y vivió su infancia en un suburbio pobre del sur de Buenos Aires, en Villa Fiorita, una zona de inmigrantes de origen italiano, cerca de la desembocadura de un riachuelo en el Río de la Plata. Desembocadura que daría nombre al Boca Juniors, el equipo de su vida. Vivió en una pequeña chabola con sus padres y sus ocho hermanos. Maradona no tenía un aspecto de deportista. Con 1,62 de estatura ancho de espaldas, y algo obeso un entrenador de hoy lo dejaría en el gimnasio. Llegó muy joven a tocar a dios con la mano, en el fútbol, y a dejar grabados en la memoria colectiva el gol que hizo en el Mundial después de regatear a mas de media selección inglesa. Un escritor brasileño, Sergio Rodriguez, escribió que Maradona era el inventor del “realismo mágico en el fútbol”, al igual que García Marquez en la literatura. La fama siendo muy joven que le había salvado de la miseria, le hizo prisionero de los éxitos, y de su endiosamiento. Maradona estaba condenado a seguir siendo Maradona. Su humanidad se traducía en el reconocimiento de sus pecados empezando por el consumo de droga y siguiendo por la poca atención que había prestado a sus hijas. En palabras de Galeano, “el hombre que no podía vivir sin la fama que no lo dejaba vivir”. “Cualquiera podría reconocer en él una síntesis ambulante de las debilidades humanas, o al menos masculinas: mujeriego, tragón, borrachín, tramposo, mentiroso, fanfarrón, irresponsable”. “Pero los dioses no se jubilan, por humanos que sean”. (“Cerrado por fútbol”. 2017. Eduardo Galeano. Ed.digital: Titivillus).

Maradona se opuso a los mangoneos de la FIFA; a que no consultaran a los jugadores; denunció las cuentas secretas en la época de Joseph Blatter, etc. También se opuso a las exigencias de las televisiones. Diego tenía una faceta rebelde, de una izquierda intuitiva, e incontrolable. Admirador del Che Guevara, amigo de Fidel Castro, y de Hugo Chaves. Hizo campaña por la paz en Colombia y colaboró con el papa Francisco en partidos benéficos. A la muerte del uruguayo Eduardo Galeano, Maradona le escribió: “luchó como un 5 y metió goles a los poderosos como un 10. Gracias por entenderme. Hacen falta muchos como vos te voy a extrañar”. En una auto entrevista en TV dijo que querría que en su tumba figurará como epitafio “Gracias a la pelota”. Probablemente su origen marginado y su identificación con los sectores más ninguneados de la sociedad han llevado a que multitudes se identifiquen con él, porque “era el mas humano de los dioses”, como antes lo hicieron en su país con Evita Perón, de origen también popular.

El ascenso de los marginados en la escala social no podía ser siquiera por la universidad, que quedaba muy lejos. En mitad del siglo XX los ídolos populares eran los del toreo y fueron ganando fuerza y prestigio las figuras del fútbol. Entonces era una búsqueda intuitiva e individual del éxito y de la inserción social; hoy en día sabemos que el deporte, y especialmente el deporte base, es una herramienta extraordinaria para ocupar el tiempo libre e incentivar la inserción social de los jóvenes, y desde luego a ello contribuyen de forma importante las figuras de los distintos deportes, no solo el fútbol. 

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