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Juan Carlos Padilla Estrada

Malos tiempos para la lírica

Los podemitas se impugnan a sí mismos los presupuestos que ellos mismos han elaborado con sus socios de gobierno: ¡Con un par!

Malos tiempos para la lírica

Que el señor Trump no se quiere marchar de la Casa Blanca es una obviedad.

Que al señor Trump le importa más el señor Trump que el resto de la Humanidad –junta- es otra.

Que en política vale casi todo es una evidencia que constatamos los ciudadanos del mundo día a día, y si no que nos los pregunten a los españoles, que hemos asistido al rizado del rizo ondulado: Los podemitas se impugnan a sí mismos los presupuestos que ellos mismos han elaborado con sus socios de gobierno: ¡Con un par!

Que los argumentos y promesas de nuestros políticos valen menos que las monedas de veinticinco pesetas que tenían agujero en el centro es tan obvio que solo es necesario ver algún telediario y tener una memoria que retenga apenas unas horas: O pregúntenle al ínclito señor Sánchez, a la sazón presidente del Gobierno de España, un sujeto –y lo digo con admiración mal disimulada- capaz de asegurar una cosa y su contraria en un lapso de tiempo infinitesimal y, lo que es aún más sorprendente, hacer que sus votantes se lo crean y aun haya gente que le considere algo más que un vendedor de crecepelo del Far West. ¡Enhorabuena mocetón!

Sí, no me lo reprochen, porque hay que tener un talento especial para esto, no todo el mundo sirve. ¿Han visto ustedes alguna vez a un trilero en acción? ¿Les han vendido un coche de segunda mano? ¿Nunca han comprado nada y al llegar a casa no se explican cómo le dieron el «sí quiero» a aquel vendedor tan salao? Pues el ínclito P. S. consigue todo eso y además que todavía haya especímenes humanos que le sigan votando. Pero, les voy a adelantar una profecía de obligado cumplimiento: Dentro de algunos años la figura de Pedro Sánchez se engrandecerá como un globo aerostático y se dirá de él que fue el político español más dialogante, más abierto a los pactos, más flexible y más adelantado a su tiempo. Esperen y verán; se admiten apuestas.

Pero ya me está pasando como a él, porque yo venía a hablar de Trump. Decía que no lo echa de la Casa Blanca ni la Guardia Nacional. Pero lo malo es que está planteando a parte de la sociedad americana -especialmente a los Republicanos- una disyuntiva absolutamente perversa: O estáis conmigo e impugnamos este fraude electoral o estáis contra mí y sois traidores a la causa.

Lo cierto es que ha interpuesto demandas, que están siendo desestimadas porque, sencillamente, no hay pruebas de fraude. En algunos lugares como Pensilvania los abogados del presidente saliente han abandonado la litigación porque el margen de ventaja de Biden es demasiado amplio.

Pero lo curioso y lo perverso del asunto es que el tal Trump acusa a los medios de comunicación de proclamar victorioso a Biden. Y es verdad, como hace cuatro años lo proclamaron a él y, ocho años antes, a Obama. Porque en EE UU son los medios los que observan el recuento y anticipan al ganador, hasta su refrendo oficial en enero por el Congreso.

Este tipo no se da cuenta -quizá es incapaz de ello-─de la incongruencia de su propuesta, porque no pone en entredicho las elecciones en general, cosa que sucedería si hubiera habido tongo. No. La de su elección fue perfectamente legal, como son muchas elecciones parlamentarias y estatales que han ganado los republicanos. No. Trump solo cuestiona el resultado de la que elegía entre él y Joe Biden.

Pero no subestimemos al personaje. Está realizando una furibunda campaña en redes sociales y a quien no coincide en sus postulados, sencillamente lo aparta:

Sus aliados de Fox News, puestos en la disyuntiva, han decidido abstenerse de apoyar la teoría conspirativa. Pues el líder se ha enfurruñado y ha pedido a sus seguidores que dejen de ver Fox. Resultado: los visionados semanales de Fox en YouTube descendieron en 10 millones. Al mismo tiempo, televisiones más radicales y de clara tendencia conspirativa, como OANN o Newsmax, han ganado en audiencia.

El hecho de que desde la propia administración aun liderada por este señor se haya asegurado que estas han sido las elecciones «más seguras de la historia» y que «no hay evidencia de que algún sistema borrase o perdiese votos, o de que de alguna manera fuese comprometido» en nada ha modificado la postura de Mr. Trump. Bueno, quizá en una cosa: El responsable del organismo, Christopher Krebs, fue despedido ese mismo día.

Es que es bien sabido: No dejes que la verdad te estropee una buena historia… sobre todo si te permite seguir en la poltrona.

¿Verdad, señores Trump, Sánchez, Bolsonaro, Iglesias, Putin…?

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