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Francisco García

La España de Sánchez

Pedro Sánchez.

La última homilía del presidente del Gobierno, dirigida al aplauso complaciente de la cofradía del amén, es tan vaticana, tan imbuida del carisma del espíritu santo democrático que habría que pedirla por escrito y convertirla en encíclica. A saber: el PSOE es el único partido que une a España porque es el partido que más se parece al país. ¿Estamos de acuerdo? O nosotros, o la nada. Resulta dudoso que España se parezca a este PSOE de ahora, salvo que se reconozca que cada calle la ocupan trileros de cubilete. Tampoco está claro que sea el socialista el único partido con pegamento para unir a un país dividido, si se alía por intereses partidistas con destructores confesos del modelo de Estado, como Podemos, o partidarios feroces de la piqueta ansiosos de promover el derribo del edificio común. Tras garantizarse apoyo presupuestario y apuntalar, salvo catástrofe por pugna de egos, la legislatura, Sánchez va de sobrado y presenta un plan a seis años basado en el uso eficiente de los fondos europeos. O sea, que da por hecho que va a ganar las próximas elecciones. Qué tío, además de profeta, adivino. Para variar, el Presidente propietario de la verdad única lanzó dardos afilados con veneno de medusa a la derecha y a la ultraderecha, y abogó por dejar la foto de Colón bajo mínimos. Seguramente esa fotografía no resulte a muchos edificante, pero no le va a la zaga otra en la que aparezcan Sánchez, Iglesias, Rufián y Otegi. Tanta grima da una imagen como la otra. “La España que nos merecemos 2021-2026”, ha bautizado el pope a su plan a largo plazo, que es más que un quinquenal de Mao. La pregunta que hay que hacerse es si España se merece este Gobierno durante dos mandatos.

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