Los profundos cambios en la economía mundial, como el gran desarrollo de la digitalización, la evolución de un mercado fuertemente internacionalizado o el impacto de las nuevas tecnologías en los modelos de negocio, entre otros, han actuado como aceleradores de un proceso de reflexión y acción orientado a adaptar la formación de las generaciones actuales y futuras a las nuevas competencias demandadas por la sociedad.
La transformación en los modelos de trabajo de casi todos los sectores económicos, hace cada vez más necesaria la incorporación de nuevos perfiles profesionales con nuevas competencias, habilidades y formación. En este contexto, la cooperación entre el Sistema Educativo y el Sistema Laboral se considera cada vez más necesaria y, aunque inicialmente parecía focalizarse más en la formación dual profesional, comienza a reconocerse y a aceptarse que la Universidad debe contribuir a la solución de este reto con la promoción de programas duales universitarios.
Como parte del equipo directivo del Centro de Formación Continua de la UA, me satisface ver que el candidato a rector, Pepe Cabezuelo, ha sabido recoger en su programa esta visión cada vez más favorable al desarrollo de una formación dual universitaria tal y como fue plasmada en la Estrategia Europa 2020, donde se confirmaba el carácter estratégico de la educación y la formación como motor de la competitividad y crecimiento futuros.
Bajo este paraguas se englobaron un conjunto de medidas orientadas a potenciar la formación en el empleo entre las y los jóvenes, destacando entre otras, la Garantía Juvenil o la Agenda de habilidades para Europa. Mientras en el ámbito estatal existe un marco normativo para el desarrollo de la formación profesional dual, no lo hay para la universitaria; es decir, se focaliza en dar respuesta a la necesidad de abordar un proceso de transformación y mejora del sistema de Formación Profesional. Pero también, a nivel autonómico, queda un largo camino por recorrer, dado que es necesario diseñar protocolos para la obtención del reconocimiento de formación dual para títulos universitarios oficiales de grado y máster.
Es de vital importancia la existencia de un marco legal que legitime y regule el funcionamiento del sistema, garantizando aspectos como la distribución del tiempo de formación, los compromisos con el aprendiz, articulados y regulados para dar cobertura tanto a sus derechos como a sus obligaciones, así como las competencias para la capacitación que garanticen procesos de aprendizaje exitosos.
La Universidad de Alicante, a diferencia de otras universidades españolas que tienen implementados programas de formación dual, no ha explorado hasta el momento este modelo de formación. Por tanto, comparto plenamente el concepto de universidad dinámica desde el cuál el candidato a rector Pepe Cabezuelo se compromete en su programa a planificar una universidad proactiva y disruptiva a los continuos cambios del entorno y se marca modelos educativos innovadores que conecten universidad y empresa. Porque acercarse a instituciones, empresas u organizaciones en las que se da servicio y respuesta a las necesidades y demandas que actualmente se plantean desde todos los ámbitos socioeconómicos constituye, sin duda, una oportunidad para aprender desde un entorno dinámico y profesional en beneficio de la futura empleabilidad y de la apertura de oportunidades para nuestro tejido empresarial.
Dicho esto y desde el enfoque dinámico y transformador que plantea el candidato a rector, efectivamente una universidad del futuro no debe conformarse con plantear propuestas dinamizadoras de empleo, sino también debe apostar por la promoción del emprendimiento. Desarrollar estrategias que lo fomenten o crear una escuela con formación específica que impulse el emprendimiento entre los colectivos de la comunidad universitaria, como recoge en su programa, son aspectos que muestran el carácter innovador para crear valor y capital de calidad a la sociedad.
* Lorena Segura Abad es profesora titular de Matemáticas de la Universidad de Alicante
