El año que estamos dejando ya atrás será sin duda uno de los más difíciles que nos haya tocado vivir como sociedad. Todos nosotros: familias, ciudadanos, trabajadores, empresas, pymes, autónomos, instituciones, entidades sociales, etc., de alguna u otra manera, nos hemos visto sometidos a una prueba de dureza y madurez sin precedentes en nuestra historia reciente como consecuencia de la irrupción de la pandemia del coronavirus. La propagación de la enfermedad por todos y cada uno de los tejidos de nuestra estructura social ha supuesto el fallecimiento de más de 130 alicantinos desde el pasado mes de marzo, de 3.000 personas en toda la Comunidad Valenciana y de unos 70.000 compatriotas en España. El saldo del impacto del Covid-19, por ahora, es tan real como trágico en nuestro país. Víctimas con nombres y apellidos, sobre todo mayores y ancianos, con historias propias, con familias, que en muchos casos, murieron solos, sin poder despedirse ni siquiera de sus seres queridos.

A todos ellos, y a los que han luchado cara a cara para defendernos de este mal tan mortífero, les debemos más que mucho: se lo debemos todo. Su desaparición no puede caer en saco roto, borrarse de un plumazo o simplemente ser silenciada u ocultada. Tenemos una deuda con ellos como sociedad. Su recuerdo y homenaje son el camino para honrar su memoria como se merecen. Por ello la sociedad alicantina en general, y las instituciones en particular, con el apoyo indudable del Ayuntamiento de Alicante, tenemos que estar a la altura de la responsabilidad histórica que nos ha sido encomendada. Lo contrario supondría una traición al sacrificio de los caídos. Y eso es algo que no nos podemos permitir. Esto ya se ha convertido en un deber ético, en una obligación moral. El Ayuntamiento de Alicante trabajará y peleará con todos sus recursos y fuerzas por que el recuerdo a las víctimas siempre esté presente en la ciudad, y más en esta Navidad, especial y diferente, pero no por ello menos emocionante.

La aparición del maldito virus no sólo ha removido radicalmente nuestro modo de vida, nuestras costumbres tan arraigadas en Alicante, sino que de forma directa se ha vuelto como un torpedo en la línea de flotación de nuestro sistema y modelo económico, hasta el punto que en la actualidad el número de parados en la ciudad asciende a 35.562 personas. Ahora mismo hay 7.000 alicantinos más en desempleo que justo antes del inicio de esta crisis. En este sentido, la prioridad de este Ayuntamiento, en colaboración con el resto de las administraciones, organizaciones empresariales y sindicales, universidades y el resto de agentes económicos, es y será la generación de las condiciones más idóneas y apropiadas para recuperar el tejido empresarial destruido, con especial atención a pymes y autónomos, con el objetivo de reactivar la imprescindible generación de más y mejores empleos en nuestra ciudad. Y para ello vamos a seguir trabajando en alianza con la sociedad civil y apoyándonos en la colaboración público-privada, una fórmula que se presenta más necesaria que nunca para luchar contra la pandemia del paro.

Desde que apareció el virus en nuestras vidas, el Ayuntamiento de Alicante, con la ayuda y participación de todos sus funcionarios y empleados públicos, ha tratado de actuar de la forma más rápida, eficiente y solidaria posible para contrarrestar los efectos sociales y económicos de la expansión de la enfermedad. Seguro que habremos cometido errores, pero los alicantinos pueden tener la convicción absoluta de que su ayuntamiento no se ha detenido ni un sólo segundo, y que el consistorio, que es la administración más cercana a las empresas y familias, no ha dejado de trabajar, de tratar de mejorar, de invertir y de ayudar a aquellos que más lo necesitaban. Dentro de nuestras posibilidades y teniendo en cuenta nuestros recursos que son escasos, el Ayuntamiento de Alicante ha dedicado gran parte de sus esfuerzos a proteger a sus ciudadanos, a respaldar a sus pymes y autónomos, y a ayudar a los colectivos más vulnerables. Todos ellos pueden confiar en este Ayuntamiento. Y mientras la pandemia siga presente en nuestro día a día, no vamos a parar. Seguiremos por esta misma línea, para lo que vendría bien, por qué no decirlo, más colaboración de otras administraciones.

Y es que, aunque el inicio del proceso de vacunación ya es una realidad, no podemos bajar la guardia, ni caer en la autocomplacencia ni sacar pecho. Hemos comprobado que cualquier gesto o actitud de exceso de confianza se paga caro, y la factura en vidas y desempleo es insoportable. Por eso, estoy seguro de que los alicantinos, en este año 2021 seguiremos haciendo gala de nuestra responsabilidad, civismo y compromiso para atajar la propagación de la enfermedad y volver poco a poco a la vieja y añorada normalidad. Nos va la vida y el futuro en ello. Felices Fiestas y próspero Año Nuevo a todos.

Luis Barcala, alcalde de Alicante