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Antonio Cuevas

¿Vacunas para todos?

Una vacuna de Pfizer.

¿Vacunas para todos? Parece que no. Estados Unidos y la Unión Europea (incluida España por supuesto) se han negado a suspender las patentes de las vacunas contra el coronavirus, que han pedido casi cien gobiernos. La Organización Mundial del Comercio tiene facultades para ello y lo decidió cuando la epidemia del VIH permitiendo que países como la India, Brasil, Sudáfrica y otros pudieran fabricar antirretrovirales por su cuenta. Vivimos en un mundo en que en las Naciones Unidas cinco países tienen derecho de veto y en cuatro de ellos las farmacéuticas las fabrican. Como dice una vecina del segundo, que si no ponen ascensor tendrá que mudarse, una superviviente de la postguerra, es lo que hay.

Se están fabricando tantas dosis como habitantes hay en el mundo y están siendo acaparadas por los estados más ricos. Hacen compras anticipadas, pueden garantizar su pago. En algunos países habrá tantas vacunas como para vacunar a su población tres o cuatro veces. Mucha gente compraba papel higiénico como si tuvieran cuatro o cinco culos en marzo pues con las vacunas está sucediendo algo parecido, lo que sucede por otra parte con los alimentos, los hay para el doble de la población mundial y mil millones de personas pasan hambre.

400 organizaciones internacionales reclaman a los países ricos, en cuyas ciudades hay personas durmiendo en las calles entre cartones, que antepongan la vida de los seres humanos a los monopolios empresariales. Si se pretende construir un corralito, un muro, entre vacunados y no vacunados, la experiencia indica que se trata de una estrategia estúpida, es más fácil poner puertas al campo, el virus pasa de fronteras.

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