Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Justo Gil Sanchez

Reflexiones desde la oscuridad

El Congreso de los Diputados.

El transito vital que nos golpea tiene claroscuros. Es verdad que, de momento, hay más oscuridad que luz, y no se entrelaza por la interrupción de energía, que, en determinados lares, así es. Es verdad que el momento de nuestras vidas es atribulado, para el conjunto social. Nos afanamos por sobrevivir y sobreponernos ante la adversidad que nos maniata, encorsetada en indisponibilidad de movimientos, en infección y finitud. Hay un encendido deseo de salir de esta oscuridad. El soniquete estadístico diario de la fatalidad duele en el alma, y se repite, machacón, cual martillo pilón en siderurgia. Sin embargo, nos da esperanza el que este trago, aunque muy agrio y áspero, tiene que ser perecedero y se habrá de evaporar. Y desde ahí, a intentar reponer el ánimo para continuar en la cotidianeidad, vacunación incluida. Confianza.

Jocosamente, y sin acritud –como dijera, otrora, González -habría que traer a colación la frase del dramaturgo español, Alejandro Casona, al decir aquello de “Yo se que la muerte no resuelve nada, que todos los problemas hay que resolverlos de pie” - ¡faltaría más!, ¡erguido y enhiesto!, añadiríamos -, al que intento hilar con su obra “Prohibido suicidarse en primavera” (entreno en México,1937). Siendo un dramaturgo, piénsese, no se podía esperar otra cosa, aunque también se embelesó con poesía, pero menos (La flauta del sapo).

No todo es Gobierno, Oposición, Vox, Tribunal Constitucional, Ayuso en estado puro, Iglesias,.. y vuelta al bucle. Por favor, cosas nuevas, no vividas, novedades, catarsis, imaginación, aires de innovación. No nos podemos asfixiar, siendo ésta una derivada-efecto del Covid-19. Respirar a pulmón batiente la brisa del mar Mediterráneo. Me azora lo impersonal, lo on line, lo sin contacto real tras un monitor. Es tiempo de ficción, de mecanicismos, de “lo sin frescura”. Es tempo de obligada adaptación, no obstante mostrar la renuente sumisión.

Gobernar quiere decir hacer descontentos, en palabras de Anatole France, escritor francés, que en realidad se llamaba Anatole Francois Tribault, y quien en 1921 se le vino en conceder el Premio Nóbel de literatura. La frase del literato – comprenderán- es admitida como un hecho inevitable, como una especie de axioma, aunque feneció a principios del siglo XX (año 1921). Quien no gobierna, no se quema, o se quema menos. O a lo mejor, se abrasa, pero por ineptitud, por no hacer planteamientos serios y regodearse en la crítica ramplona y mortecina. Si no te creen, malo.

Es cierto que la entrada en el 2021 nos ha despertado súbitamente con una monumental e histórica nevada, empolvando de blanco la sien de una gran parte de nuestra extensa geografía, haciéndonos tiritar de frio. No es forma de entrar en el ansiado nuevo año – por desprecio y olvido, con coz incluida, del año 2020- tal que así, añadiendo adversidad a la adversidad de grueso calibre.

Desgraciadamente no existe un manual de quejas sobre cómo encauzar las mismas. Pesadumbre. Enarbolo mi respetuosa protesta a la señoría que corresponda. ¿Será la madre naturaleza, encogida e indisciplinada, la responsable?, o ¿será el quehacer o inacción del hombre el hacedor-contribuidor a tamaños desaguisados? ¡Ay, el cambio climático que nos acecha y golpea!. ¡Ay, el negacionismo pusilánime! ¿Qué otros acontecimientos nos deparará el nuevo año? Podemos intuir muchas cosas, otras surgirán sin esperarlas ni preverlas. Lo importante será aprender, obtener el aprendizaje de lo vivido, para limitar y corregir los perniciosos efectos. Y hacerlo con dignidad. Vayamos a la búsqueda de las personas que se hallan dotadas de una razón recta y sencilla, excluyendo las vanidades y tonterías.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats