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Antonio Sempere

Ana Barceló, sajeña

Ana Barceló

Con la supresión de las fiestas de moros y cristianos de Sax se cierra el ciclo macabro de cancelación de celebraciones. Ya nos ha tocado a todos. La consellera de Sanidad Universal, Ana Barceló Chico, es sajeña, y como aquel que dice, de las de los ocho apellidos, además de alcaldesa de la localidad entre 2003 y 2011.

Nunca imaginaría ella que tendría que afrontar un 1 de febrero, el día de la primera Entrada de la geografía festera nacional (sí, Sax le gana a Bocairent por un día) tan aciago, tan triste, tan desesperante. De ahí, y sabedor de que se trata de una buena gestora y sobre todo una muy buena persona, me dolió ver cómo el lunes fue insultada, literalmente, por algunos políticos de la oposición desde la tribuna de las Cortes Valencianas. Daba congoja ver a Ana Barceló gritar con un hilo de voz: “No tengo enfermeras. No me queda nadie en la bolsa de trabajo”. A lo mejor su antecesora Carmen Montón habría logrado una puesta en escena más resolutiva y menos conmovedora.

La cuestión es que llega el 1 de febrero más triste para la ciudad de Sax, y su hacendosa población merece un respeto. Sus fiestas son tan antiguas como las que más. No han incorporado las marchas moras porque mantienen la pureza en su modo de desfilar de antaño. A mí me desespera pensar que por ‘culpa’ de la fiesta se abandone la cultura. Que, en Sax, a todo lo que no sean fiestas, le cueste tanto avanzar. Como ese Festival de Cine del que contra viento y marea Miguel Herrero Herrero ya ha celebrado 14 ediciones. Pero este año la realidad se impone y el lunes Sax vivirá un incómodo silencio.

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