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Antonio Balibrea

Ni compromisos, ni consensos

Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid.

“Los ideólogos multimillonarios como David y Charles Koch -habían sustituido a las organizaciones empresariales tradicionales- llevaban décadas invirtiendo cientos de millones de dólares sistemáticamente en construir una red de laboratorios de ideas, organizaciones de activistas, grupos mediáticos, y operativos políticos, todos con el objetivo expreso de acabar hasta con el último vestigio del Estado del Bienestar moderno. Para ellos todos los impuestos eran confiscatorios y allanaban el camino para el socialismo; todas las regulaciones eran una traición a los principios de libre mercado y al estilo de vida americano”. (Barack Obama. Una tierra prometida. Debate 2020, pp.313, 487 y ss). ”No querían compromiso ni consenso. Querían guerra. E hicieron saber que cualquier político republicano que no tuviera estómago suficiente para enfrentarse a mis políticas en todo momento no solo se vería sin donaciones, sino que podría acabar siendo el objetivo de un ataque bien financiado”. Para ello convocaron un cónclave en Indian Wells con algunos de los conservadores más ricos de Estados Unidos. La intervención de los hermanos Koch no era nada nuevo, ya habían “proporcionado gran parte de la financiación, de infraestructura y la dirección estratégica del Tea Party“. Y la de Steve Bannon en Europa.

La actuación de los republicanos defendiendo a la xenófoba, antisemita y violenta, Marjorie Taylor Greene senadora republicana, no es por el temor a la influencia que pueda tener todavía el anterior presidente USA; sino por el temor a los grandes poderes financieros que dejarán de respaldarles en sus elecciones si apoyan el “impeachment”, y por supuesto, cualquier propuesta de Joe Biden.

La derecha europea no es ajena a esa estrategia. El hipócrita del primer ministro holandés en funciones, Mark Rutte, dimite ahora y convoca elecciones después de haber exigido la devolución de millones de euros a los más pobres de Holanda. Él, que acusó a los europeos del Sur de malgastar el dinero en vino y mujeres, el mismo que se oponía a la creación del Fondo de Reactivación Económica Europea, es el mismo que ha reclamado a los más pobres de su país la devolución de millones de euros de ayudas, vinculadas al cuidado de sus hijos, acusándolos de fraude en su percepción. Mark Rutte, PPVD, (Partido Popular por la Libertad y la Democracia) el primer ministro holandés, ha dimitido y convocado elecciones a dos meses del final de la legislatura, cuando es un escándalo que arrastra y conoce desde mayo de 2019. Acusó a más de 30.000 familias, en su inmensa mayoría de origen extranjero, de fraude exigiéndoles devolver el dinero, incluso si eso conducía a miles de padres a la ruina. En algunos casos, las cuantías exigidas llegaban hasta los 100.000 € por lo que se vieron obligados a endeudarse, e incluso a perder su residencia. Además, el supuesto fraude en numerosas ocasiones consistía en la falta de una firma en la documentación y en otras ni siquiera se presentaban pruebas por parte de la Administración Tributaria para justificar su actuación.

Ha sido una letrada de origen español, Eva González Pérez, la que ha demostrado que la Agencia Tributaria holandesa estaba violando la ley y no cumplía con las reglas, sin darle oportunidad a los acusados de demostrar su inocencia y les bloqueaba las ayudas. El abogado de los afectados señala que Rutte estaba al tanto del escándalo desde mayo de 2019. Y el mes pasado un informe parlamentario denunció la violación de los principios básicos del estado de derecho. El fiscal del Tribunal Supremo holandés reabrirá el caso judicial contra los gobiernos liderados por Rutte, y apoyados parlamentariamente por el PVV, Partido Liberal, ultraderechista y xenófobo de De Wilders. Buena parte de la derecha europea no es ajena al planteamiento de desmontar lo que puedan del Estado del Bienestar.

La oposición sistemática del Partido Popular a cualquier pacto o propuesta del gobierno de Pedro Sánchez, incluso de la gestión de las subvenciones y créditos europeos para la reactivación, responde a la misma estrategia. Es la que Aznar siguió sistemáticamente frente a Felipe González. Cualquier político que no se enfrente y se oponga sistemáticamente al gobierno de izquierdas perderá el respaldo económico de esos grupos, también de aquellos a los que se refiere Obama. La presidenta de Madrid es una aventajada alumna, aleccionada por un experimentado tutor, Miguel Ángel Rodríguez, su jefe de gabinete, y director de comunicación del gobierno de Aznar. Pablo Casado tiene una seria competidora en la derecha, es más rival que Abascal. Al tiempo.

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