El martes día 9 se publicó el informe del Observatorio de la Cultura en España realizado por la Fundación Contemporánea, una fundación avalada por el Ministerio de Cultura que realiza una evaluación anual.

El cuestionario se envía a un panel de expertos formado por más de mil profesionales de primer nivel de nuestra cultura: escritores, artistas, directores y actores, músicos, arquitectos y creadores de todos los campos; responsables de fundaciones, directores de museos, centros e instituciones culturales; editores, productores, promotores, galeristas y responsables de industrias culturales; comisarios de exposiciones, gestores culturales y profesionales del sector, así como responsables de áreas e instituciones culturales de la administración pública central, autonómica y municipal. Cuatro amigos, vaya.

En ese informe, Alicante desaparece del mapa cultural en 2020. Por poner dos ejemplos, el Teatro Principal, que llegó a ser en 2017 la tercera institución cultural de la Comunidad Valenciana y el Teatro más valorado de la misma con 29 puntos y así durante tres años consecutivos, solo al año siguiente de la vuelta de la anterior dirección, pasó al puesto 22 con 7 exiguos puntos, y eso que es una lista de 30. Este año, ni aparece. El MACA, con la misma posición que el Principal, ha pasado a ocupar el lugar número 13. La cultura en Alicante ha retrocedido a los tiempos de la crisis económica, a pesar de que estos últimos años se ha incrementado el presupuesto en ambas instituciones. Pero hemos vuelto a la ciudad provinciana, roma, dirigida por personas que o bien no conocen el medio (si es que conocen alguno) o bien se empeñan en que Alicante no necesita más de lo que se le da, una ciudad donde pagamos por la misma función de teatro hasta 10 euros más que lo que se paga en ciudades que están en lo más alto del ranking.

Era de esperar. Es lo que siempre ha hecho el PP. Pero Cs lo ha sabido empeorar estupendamente. ¿Y en la Diputación? Dos años después siguen sin tener una dirección y una estrategia para el Instituto de Cultura Gil Albert. No hay nadie al otro lado. Después de 4 años en los que José Ferrándiz se distinguió por un excelente mandato, que supo leer muy bien la necesidad de descentralizar y no dedicarse a los grandes saraos culturales sin perder por ello un ápice de prestigio, va Cs y lo desautoriza quitándolo de en medio, quitándole la oportunidad de un segundo mandato. Así nos luce el pelo hoy.

Hemos vuelto a una edad oscura de Alicante, provinciana, donde algunos conservadores y liberales lumbreras vuelven a expresar ese lugar común de que para la Cultura lo mejor es un buen gestor. Aún estamos esperando que elijan a uno. A cambio, tenemos a organizadores de eventos pseudoculturales que hacen caja de productos desempolvados de otras ciudades o eventos donde lo más importante es que haya un rostro televisivo. Y Alicante lo nota. Les diré cómo:

Alicante no está entre las primeras 130 ciudades de España con alguna institución ni evento cultural. Somos la segunda ciudad valenciana, la quinta provincia de España en población y, sin embargo, no existimos entre las primeras 130 ciudades. Entre las que están Almagro y Mérida por sus festivales, pero también León, Móstoles, Girona, Salt, Cuenca, Segovia, Olot, Sitges y Alzuza. Sí, han leído bien: Alzuza (Navarra), que tiene 240 habitantes. ¿Y por qué? Pues porque en ella reside el Museo de Oteiza.

Hace poco criticaba en el pleno a Antonio Manresa porque se aprobó por unanimidad que se conmemorara el 90 aniversario del fallecimiento del mejor narrador alicantino, Gabriel Miró. Pasó la efeméride y no se hizo nada. Y eso que PP y Cs han tenido doble oportunidad, porque el año anterior había sido el 140 aniversario de su nacimiento, pero al PP también se le pasó. Sin embargo, Alzuza está en el ranking nacional por su museo de Jorge de Oteiza. Ustedes dirán: “Claro, es que Oteiza habrá nacido allí”. Pues no, Oteiza nació en Orio.

Manresa contestó hace poco y al respecto en el pleno lo siguiente: “Es que la pandemia le había cambiado los planes”. Eso es imposible, porque ni Manresa ni su equipo han tenido nunca un plan. Pero es que resulta que la pandemia no ha cambiado los planes del resto de ciudades españolas. Ha de saber Manresa -que dice de sí mismo ser una persona normal haciendo cosas extraordinarias-, que el 78% de las entidades públicas han realizado una transformación temporal de actividades físicas a un formato digital (aún estamos esperando desde abril que nos diga qué plataforma digital ha escogido la Concejalía de Cultura). Ha de saber que el 66% ha creado nuevos contenidos y actividades en soporte digital. Ha de saber también que el 99% de las mismas ha tenido un incremento significativo en audiencias de webs y redes sociales, y que el 61% está desarrollando un plan integral de transformación digital. No me lo invento yo, que según palabras de nuestro Concejal de Cultura en el Pleno Municipal “Sanguino mea colonia” (sí, Manresa nos regala perlas así de vez en cuando). Lo dice el Observatorio de la Cultura. ¿Y qué ha hecho Manresa? Hizo un concurso de relatos de la pandemia. Todavía estamos esperando el fallo. ¿Qué más? Contratar a alguien que le haga vídeos. ¿Qué más? Inaugurar cosas. No nombrar ninguna dirección para el Teatro Principal. Escribir tuits. Escribir muchos tuits.

El daño que están produciendo estos años de involución desde que llegó a la alcaldía Barcala no es solo artístico, no es social o cultural, no es progre. También es un daño económico. Son centenares de millones de euros los que recibe Málaga de impacto económico gracias solo a sus museos. Por otro lado, cómo pensarán estas lúcidas mentes que han ocupado últimamente el sillón de Cultura que puede desarrollarse en la ciudad de Alicante un/a artista como Blanca Li, Rocío Molina, Irene Vallejo, Raúl Arévalo, que han nacido en pueblos o ciudades como Granada, Torre del Mar, Zaragoza o Móstoles? ¿No merece Alicante no solo proveer de una oferta cultural a la altura a su ciudadanía sino también de un ecosistema para que no se nos tengan que fugar las y los próximos grandes artistas alicantinos? Es obvio que para esta derecha no lo ha merecido durante más de 24 años, solo hemos merecido su desprecio.

La cultura no es únicamente uno de los baluartes fundacionales de una civilización, no solo se ha de proteger y desarrollar, es además un motor económico que supone casi el 4% del PIB de nuestro país. Eso debería ser una justificación poderosa para un gobierno que se dice liberal o conservador. Pero tampoco. No hace falta que los titulares de la concejalía hayan nacido en Alicante para defender nuestra cultura. Tampoco necesitan una titulación superior para dirigirla. Lo que necesitan es tener una mínima cualificación de lo que significa la cultura para una ciudad, no un pretexto, un deleznable instrumento de promoción personal económico o social.

Alicante necesita a gritos salir de esta edad oscura en la que nadie de la derecha desea sacarnos. Sin embargo, la cultura es posiblemente lo primero que nos puede sacar de esta ciudad dual, rota por la mitad, quebrada socioeconómicamente. La derecha alicantina no ha sido capaz de mirar a la cara al Cine Ideal. No ha sido capaz de salvaguardar nuestro patrimonio cultural como ha hecho Segovia, no ha sido capaz siquiera de planificar un retorno económico de nuestra cultura como ha hecho Mérida. No ha sido capaz de defender nuestro patrimonio humano como ha hecho Alzuza. No ha sido capaz ni será mientras gobierne. La peor sección cultural de PP y Cs en España reside en Alicante desde hace añares. En eso, sí somos los primeros del ranking.

Seguramente algunos de ustedes saben que soy profesor, escritor, que fui director del Teatro Principal, vicepresidente de la Academia Española de las Artes Escénicas y, sin embargo, durante año y medio como concejal no he hablado casi de Cultura. Hoy entenderán perfectamente por qué. Y cuánto duele haber nacido en una ciudad que en 2021 no está ni en las primeras 130 ciudades españolas con un sencillo evento que nos ponga en el mapa. En el mismo mapa del que deberían desaparecer de una vez por todas quienes se sientan sin merecerlo en el sillón de la Concejalía de Cultura de Alicante. Un día como hoy les deseo a todos ellos y ellas pasar toda la eternidad copiando novelas de Corín Tellado en el infierno, y que no sea el de Dante, por favor.