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Antonio Balibrea

¡América ha vuelto!

Joe Biden celebra su victoria en EEUU.

“¡América ha vuelto!”. Son palabras del presidente norteamericano, Joe Biden, en el discurso de la pasada semana ante los altos cargos del Departamento de Estado. “Vamos a construir alianzas -añadió- volveremos a comprometernos con el mundo y afrontar los enormes desafíos a los que nos enfrentamos”. Biden intenta recuperar la confianza con sus aliados tradicionales, "la mejor baza", dijo, de su política exterior. De hecho, tuvo un par de gestos en ese sentido: primero, suspendió la orden de retirada de las tropas estadounidenses de Alemania, decisión que había tomado unilateralmente el anterior presidente; y, en segundo lugar, retiró el apoyo de EEUU a la guerra que Arabia Saudí libra en Yemen. Esta decisión es toda una señal de su voluntad de adherirse al “Plan de Acción Integral Conjunto”, el acuerdo con Irán contra el desarrollo de armas nucleares, firmado por EE.UU., Rusia, China, Alemania, Francia, Gran Bretaña, y la Unión Europea, del que se había retirado Trump. La guerra de Arabia Saudí es por la hegemonía árabe en Oriente Medio contra la población chiita de Yemen, que es la que cuenta con el respaldo de Irán. Como contrapartida, Biden ha exigido que Irán deje de fabricar uranio enriquecido y vuelva a las limitaciones que establece el Plan. Irán exige, por contra, que se levanten las sanciones impuestas por Trump.

La recuperación de las relaciones con Irán es solo una parte de la política en Oriente Medio. Netanyahu convoca ahora elecciones en marzo -las cuartas en dos años- en Israel, al año del acuerdo de coalición con el partido Azul y Blanco de Benny Gantz, que le obligaba a ceder este año el puesto de primer ministro a éste, durante la segunda parte de la legislatura. Se entiende mejor así el esfuerzo que ha hecho para vacunar a la población judía en Israel y Cisjordania. Desmontar los pasos que Trump dio reconociendo los asentamientos judíos en Cisjordania, la capitalidad de Jerusalén, y la ruptura de relaciones con la Autoridad Palestina será mucho más difícil. Supusieron saltarse los acuerdos del Consejo de Seguridad de la ONU, y de hecho legitimar un régimen de “apartheid” y estado confesional de Israel, que dificulta enormemente la solución de los dos estados.

Biden ha recurrido al ejército para poner en marcha campañas de vacunación contra el Covid-19, lo que es fundamental en un país que no tiene una red pública sanitaria suficiente. Ha propuesto la aprobación de 1,9 billones de dólares, el doble que el plan europeo, para el rescate y la recuperación de la economía norteamericana, y probablemente lo consiga.

Los demócratas pretenden terminar esta semana el proceso de “impeachment” contra Trump, que "violó su juramento y traicionó al pueblo americano. Su incitación a la insurrección contra el gobierno de Estados Unidos que alteró la pacífica transferencia de poder, es el delito constitucional más severo jamás cometido por un presidente”. Aunque tienen el respaldo de 55 senadores -cinco republicanos- no son suficientes, por lo que será absuelto. La intención de los demócratas es votar después su inhabilitación, para que no pueda ocupar nunca más ningún cargo público. Para eso les basta con la mitad más uno de los senadores, y los tienen.

Volver a la situación anterior en las relaciones con Rusia y China será realmente difícil. Rusia fue apartada por Obama del G-8, por su intervención en Ucrania y la ocupación de la península de Crimea, medidas propuestas y apoyadas por la Unión Europea. Biden ha dicho que "no se plegará ante las acciones hostiles de Rusia, que se han acabado". El reciente vía crucis de Borrell en Moscú, servirá de prueba para ver si cuenta, como sostuvo el nuevo secretario de Estado Anthony Blinquen, “con el compromiso de EEUU con una política exterior centrada en la democracia, los derechos humanos y la igualdad".

La Unión Europea ha firmado con China un acuerdo sobre inversiones y comercio entre ambas potencias que quita restricciones que los asiáticos imponían a la entrada de capital europeo en China. Pero lo han firmado sin esperar siquiera a negociarlo conjuntamente con el nuevo equipo norteamericano, que ha manifestado su voluntad firme contra el “autoritarismo” de China, y que también quiere limitar la competencia desleal que supone para su industria. China además es clave para recuperar el camino hacia la democracia en Birmania, y limitar su expansión en el mar de China que tanto preocupa a Corea, Taiwán y Japón.

América ha vuelto. ¿Queda alguien ahí?

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