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Araceli Poblador Pacheco

La mujer y la niña en la ciencia. Una asignatura pendiente

11F, una jornada para reivindicar a las mujeres científicas.

 La Asamblea General de las Naciones Unidas nos invita cada 11 de febrero a reivindicar la participación plena y equitativa de las mujeres y las niñas en la ciencia, luchar por la igualdad de género y el empoderamiento del talento de la otra mitad de la población que somos las mujeres.

Para afrontar los desafíos que presenta el siglo XXI, necesitamos romper estereotipos de género y eliminar prejuicios que continúan hoy manteniendo a mujeres y niñas alejadas de sectores relacionados con la ciencia. Necesitamos referentes femeninos, inspirarnos y aprender en sus historias.

Lo cierto es que desde Hipatía de Alejandría, considerada la primera mujer científica, la historia está llena de mujeres silenciadas que fueron físicas, astrofísicas, biólogas o matemáticas que destacaron por sus descubrimientos en el campo de la ciencia pero que jamás recibirían un reconocimiento a su trabajo o trayectoria.

Si hacemos un somero paseo por la historia de la ciencia nos sorprenderá observar como el papel de la mujer ha sido fundamental para el descubrimiento de grandes hallazgos en medicina, física o tecnología. Mujeres que entregaron su vida a la investigación científica vieron como sus trabajos fueron acreditados a hombres; un ejemplo fue Ada Lovelace, conocida como la madre de la programación informática en 1843, firmaba sus trabajos con sus iniciales por miedo a que, por ser mujer no reconocieran sus logros. O Jocelyn Bell en 1967, la primera astrofísica en detectar la radioseñal de un púlsar, un descubrimiento inédito por el que 6 años más tarde dos hombres recibieron el Nobel de Física, otro caso claro de discriminación por el simple hecho de ser mujer.

Las huellas de mujeres como Marie Curie en Física, Rosalind Franklin en Medicina, Flora de Pablo en Biología Molecular, Vera Rubio en Astronomía, Margarita Salas en Bioquímica, María Blasco en Biología Molecular, Monserrat Callejas en Física o Rosa Menéndez, primera mujer en dirigir el CSIC, son el ejemplo claro para lograr una mayor participación e integración de las mujeres y las niñas en el mundo de la ciencia, darles voz en todo el planeta y que ocupen su rol protagonista en áreas esenciales para el desarrollo humano.

El esfuerzo y el trabajo de todas estas mujeres son el espejo para futuras generaciones, mujeres que han marcado un antes y un después en la historia de la ciencia.

La ONU consideró tan importante la labor de las científicas que en 2015 decidió celebrar el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”. El objetivo es visibilizar la brecha de género en la ciencia, la tecnología, la ingeniería o las matemáticas (STEM), poner en valor el papel de las mujeres en este campo, pero sobre todo inspirar a las más pequeñas y concienciar a las mayores de la discriminación que persiste ya demasiado tiempo.

En la actualidad, solo el 3 % de las investigadoras son mujeres y elige carreras STEM. Los datos son una realidad, sólo 21 mujeres premiadas con el Nobel de Ciencias desde Marie Curie en 1903 frente a los más de 600 hombres.

Es necesario luchar por una sociedad donde el número de mujeres con altos cargos de poder y decisión crezca, para que la mujer no tenga que elegir entre su carrera profesional y personal.

Que solo el 35 % de los estudiantes matriculados en carreras universitarias vinculadas a las STEM sean mujeres nos debe preocupar mucho. Máxime cuando sabemos que estas carreras están relacionadas con los empleos del futuro.

Hay que sumar esfuerzos para romper esta dinámica porque lamentablemente la discriminación y la lucha de género en la ciencia sigue presente en demasiados países del mundo, lo que supone un retraso, una anacronía en un mundo del siglo XXI donde debería prevalecer la equidad y la igualdad de género en todos los campos.

Para la UNESCO “lograr que las mujeres y las niñas tengan mayor participación y aceptación en la sociedad actual, es una prioridad, que a la larga contribuirá de forma asertiva a que todos podamos tener una vida más feliz y plena”. Sin embargo solo hay 85 naciones que en los últimos 50 años tuvieron una Jefe de Estado o que tareas tan sencillas como abrir una cuenta bancaria están prohibidas en más de 80 países.

Por ello es más necesario que nunca que para afrontar los retos del futuro los gobiernos tengan herramientas para reducir la brecha de género global en estos campos. La apuesta del Gobierno de España por normalizar a la mujer en la ciencia nos ha permitido aprobar el Observatorio “Mujeres, Ciencia e Innovación”, para analizar y realizar seguimiento de los impactos sobre la situación de las mujeres en el ámbito de la investigación y la innovación, fomentar las políticas públicas y promover la mejora de la situación de las mujeres en el Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Esta fecha es también un homenaje a todas las que aportan su gota de sabiduría para hacer de nuestro planeta un lugar sostenible, justo y diverso.

Es obligado ya romper la brecha global en estos campos.

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