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No es como cambiar de canal

Una bandera trans en una imagen de archivo.

En una guerra a nadie detestan más los generales que a los que cambian de bando como si tal cosa. ¿Lucha uno a muerte en defensa de sagradas convicciones para que la gente cruce las líneas, así como así? Confieso que eso pensé, sin duda a la ligera, al leer en titulares y entradillas la carta a Sánchez contra la ley Trans de un grupo de prestigiosas feministas históricas. Cuando vi que una de ellas era Amelia Valcárcel, quien se ha ganado, a golpe de estilo personal y solvencia categorial, el puesto de gran sacerdotisa del feminismo más creíble, me tomé más en serio la epístola contra la “autodeterminación de sexo”. Caramba, esto no puede ser como elegir carrera, con los problemas que ya trae tener que hacerlo a temprana edad. Además, la adolescencia, cuyo mejor rasgo es una fértil y promisoria confusión, merece un respeto tal cual es, sin meterle a esa edad más angustia de elegir.

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