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Fernando Ull

El peso de la corrupción

Una imagen de Luis Bárcenas.

Por mucho que el Partido Popular trate de ocultar la realidad que supone la celebración de un nuevo juicio por corrupción repitiendo el sambenito de que son cosas del pasado, el principal partido de la derecha española se enfrenta, una vez más, al escrutinio judicial sobre una época de la que no logra desprenderse. El principal problema del PP es que fueron tantos los casos de corrupción que se originaron durante los años 90 y 2000, cuando al calor de las mayorías absolutas en comunidades autónomas y en el Gobierno central pareció que todo valía, que la práctica de la técnica del avestruz para conseguir que la opinión pública se olvide tiene muy pocas posibilidades de prosperar.

Como figura destacada del enésimo juicio por corrupción del Partido Popular aparece de nuevo Luis Bárcenas. No recuerdo cuántos años llevo viendo por la televisión al extesorero del PP entrando o saliendo de algún juzgado. O caminando por la calle con mucha rapidez como si le hubiesen llamado del colegio de sus hijos para decirle que uno de ellos se ha caído y se ha hecho una brecha en una ceja. La famosa manta que amenazaba con tirar o no existe o tiene muy poca tela que cortar. Resulta muy difícil creer que pueda tener pruebas de que él sólo era un mandado y que las vaya a aportar a la causa que se está juzgando en la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Si hasta el día de hoy no ha podido presentar las pruebas que le hayan podido exculpar de una condena a 39 años de prisión por el caso Gürtel podemos dudar que las vaya a poder presentar en este proceso sobre la caja B del PP. No deja de tener su aquel que Luis Bárcenas se enfrente a 5 años de prisión, que se sumarían en caso de ser condenado a la condena que cumple en la actualidad, por haber remodelado la sede del PP en la calle Génova de Madrid con dinero negro de la contabilidad “extracontable” de un partido que niega haber tenido nada que ver con una obra que se hizo en su principal sede. Es decir, que el contable del PP hizo obras en la sede de Génova con dinero negro sin que los dirigentes de este partido, con Mariano Rajoy a la cabeza, supieran el origen de ese dinero, el porqué de su existencia ni en qué se utilizaba. Pues vale. De momento el PP tuvo que abonar una fianza de 1,2 millones de euros en concepto de responsabilidad civil subsidiaria por haberse beneficiado de una obra que pagaron con dinero negro y de la que, por supuesto, la dirección popular no supo que, se iba a realizar ni mucho menos que se iba a pagar sin mediar factura alguna.

La situación de Pablo Casado ha vuelto a complicarse. Haberse apoyado en María Dolores de Cospedal para conseguir la presidencia del PP puede pasarle factura teniendo en cuenta que la ex secretaria general estuvo metida de lleno en las cloacas de Estado del PP por su relación con el encarcelado excomisario Villarejo. No deja de repetir Casado que cuando la corrupción campaba a sus anchas en el seno del Partido Popular él estaba en el instituto. Lo que olvida decir Casado es que fuera de la política no ha tenido ningún trabajo remunerado, lo que explica y demuestra que si hay una persona que está significada con el entramado del PP es él mismo. Antes o después Pablo Casado tendrá que deslindarse de manera definitiva de la época de Aznar y Rajoy si quiere tener alguna posibilidad de gobernar España. Mientras no lo haga nunca será creíble como candidato a la presidencia del Gobierno.

A todo este guirigay judicial tiene que añadirse una nueva espada de Damocles para Casado y su equipo. A finales de este año o principio del que viene el caso kitchen adquirirá protagonismo mediático y judicial. La duda que surge es si volverá a coger a Pablo Casado y su equipo sin tener un discurso de respuesta creíble que anule, al menos en parte, la catarata de malas noticias que para ellos aparecerán a diario en las portadas de los periódicos. De momento, con su política negacionista de la realidad, los populares consiguieron colocarse al borde de la desaparición como partido político con aquellos famosos 66 escaños que obtuvieron en las elecciones de abril de 2019. Los fantasmas del PP no llegan del exterior. Si la celebración de elecciones generales o autonómicas coincide casi siempre con una instrucción judicial o la celebración de un nuevo juicio de un caso de corrupción del PP no es por ninguna conspiración judeo-masónica-izquierdista-radical si no por la acumulación de corruptelas de toda clase durante todos los años de existencia de este partido. Vendría muy bien a Casado un reconocimiento de los hechos por parte de Aznar y Rajoy. Total, debe estar todo prescrito.

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