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Tribuna

Mar Galindo

Vicio, vicio

Pedro Llompart, base del HLA Alicante.

Decía Cicerón que la costumbre es una fuerza muy grande. Que los viejos hábitos tardan en morir. De las buenas costumbres se hacen leyes, y de las malas… surgen los vicios. Videojuegos, tragaperras en el bingo, café y copa, todo vicio. Esas pequeñas y grandes cosas sin las que uno no puede estar; sin las que una no quiere na. Nos acostumbramos tanto a nuestra ración semanal de baloncesto, que a ver cómo se explica esa ansiedad antes de cada partido; ese afán por que llegue el momento. Cómo se entiende ese desasosiego de ayer, cuando pensábamos que quizá se suspendería el encuentro contra Coviran Granada. No sé ustedes, pero yo sin vicio no puedo estar. Los nuestros se han habituado tanto a ganar que ir primeros, clasificados matemáticamente para la segunda fase, parece casi insuficiente, siempre queremos más. Esto es vicio, vicio, y nosotros, reincidentes. Llompart hace de la virtud vicio (o del vicio, virtud) cuando las cosas se ponen feas y salen él y Pitts al rescate del equipo; mira que nos gusta sufrir en algunos cuartos, pero nunca nos cansamos de esas canastas de tres cuando Edu o Huertas dicen «aquí estoy yo» y nos hacen levantarnos del asiento… en tu casa, en tu cama, en esa hipotética grada que nos montamos a falta de poder pisar el pabellón para dejarnos la garganta animando. Chumi tiene la mala costumbre de pelear cada balón y contra Almansa se atrevió incluso a taponar… lo estamos viendo aficionarse a enchufar triples desde la esquina y esto solo puede acabar en puro vicio. Jonas ha descubierto que puede ser el rey de la pintura si saca el gran danés que lleva dentro, y con Galán, Gjuroski y Bilbao pondrá patas arriba la zona esta tarde contra Granada, porque el camino del vicio es ancho y espacioso, que apuntaba Cervantes.

VICIo, VICIO

La costumbre nos lleva a enfrentarnos al equipo nazarí una y otra vez, pero en esta ocasión habrá que sacarse la espina de la única derrota que sufrimos en 2020 y asegurarnos un buen balance en la segunda fase. De no cosechar una victoria ante nosotros, la clasificación se le pondría muy cuesta arriba al conjunto de Pablo Pin. Pero nosotros hemos cogido el vicio de ganar y pueden apostar a que Txemi no va a soltar la bola hasta convertirla en bandeja, asistencia, pase picado o triple. Porque jugar está bien, pero ganar sabe aún mejor.

Ya verán cuando se contagie de ese espíritu nuestro último fichaje, Noah Allen. Sexo, droga y rock and roll en libertad, igualdad y fraternidad. Chaplin decía que hay un fuego que nos mueve; todos tenemos uno. El nuestro es el baloncesto. Y en días como hoy, en que casi nos dejan sin nuestra dosis semanal de HLA en vena y el fin de semana se nos antojaba vacío, inhóspito, desértico, extraño, se hace más patente que lo nuestro es puro vicio lucentino. Así que, con más motivo, disfruten del partidazo contra Coviran Granada.

Porque ya lo cantaba Reincidentes: Sin vicio no puedo estar. Sin vicio no quiero na.

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